15.1.15





Ad sextam.

V. Domina in adiutorium meum intende.
R. Domina ad adiuuandum me feſtina.

Gloria tibi ſit virginum Regina: duc nos obſecramus ad cælorum regna.

En sexta.

V. Señora, ven en mi ayuda.
R. Señora, date prisa en ayudarme.

Gloria a ti, Reina de las vírgenes; te rogamos que nos guíes hacia el reino de los cielos.


Pſalmus 35.

Dixit iniuſtus vt peccet in abſcondito: ſed per te à malo propoſito diſcedat, ô Mater Dei.
Inclina vultum Filij tui ſuper nos: coge illum precibus nobis peccatoribus miſereri.
Domina in cælo miſericordia tua: & gratia tua diffuſa eſt ſuper terram.
Potentia & virtus in brachio tuo: robur & fortitudo in dextera tua.
Benedictum ſit imperium tuum ſuper cælos: benedicta ſit magnificētia tua ſuper terram.

Salmo 35.

Dice el injusto que pecará estando escondido, pero que por ti sea alejado aquel malvado propósito, ¡oh, Madre de Dios!
Inclina el rostro de tu Hijo sobre nosotros, oblígalo con tus ruegos a que tenga misericordia de nosotros, pecadores.
Señora, tu misericordia alcanza el cielo y tu gracia se extiende sobre la tierra.
El poder y la virtud están en tu brazo, la fuerza y la fortaleza están en tu diestra.
Bendito sea tu imperio sobre los cielos, bendita sea tu magnificencia sobre la tierra.


Pſalmus 36.

Noli æmulari in malignantibus Domina: furorem eorum dulcifica per gratiam tuam.
Sperate in illa Religioſi & Clauſtrales: confidite in illam Clerici & ſæculares.
Delectamini in laudibus illius: & exaudiet petitiones cordis veſtri.
Melius eſt modicum cum gratia illius, quàm theſauri multi vel lapides pretioſi.
Laus ſemper tibi Regina celorum: & vllo tempore noli nos obliuiſci.

Salmo 36.

No te enojes contra los malvados, Señora; dulcifica su furor mediante tu gracia.
Esperen en ella, religiosos y claustrales; confíen en ella clérigos y seculares.
Regocíjense en su alabanza y ella escuchará las peticiones de sus corazones.
La simplicidad es riqueza junto a su gracia, es mejor que muchos tesoros o piedras preciosas.
Sea siempre la alabanza a ti, Reina de los Cielos, y en ningún momento nos olvides.


Pſalmus 37.

Domina ne in furore ſuo arguat me Dominus: mihi veniam obtine de peccatis.
In conſpectu tuo ſit omne deſiderium meum: ſpes mea & confidentia mea.
Cor meum conturbatum eſt in me: receſſit lux de viſceribus meis.
Illumina ſplendore tuo cæcitatem meam: dulcifica dulcore tuo contritionem meam.
Ne derelinquas me Domina Mater Dei: gratia tua & virtus ſit à dexteris meis.

Gloria tibi ſit virginum Regina: duc nos obſecramus ad cælorum regna.

Salmo 37.

Señora, que el Señor no me condene en su furor; obtén el perdón de mis pecados.
Que bajo tu mirada estén todos mis deseos, esperanza mía y confianza mía.
Mi corazón se halla perturbado en mí, la luz se ha retirado de mi interior.
Que tu esplendor ilumine mi ceguera, que tu dulzura dulcifique mi tristeza.
No me olvides, Señora, Madre de Dios, que tu gracia y tu virtud estén a mi diestra.

Gloria a ti, Reina de las vírgenes; te rogamos que nos guíes hacia el reino de los cielos.


Oratio.

Ave pretioſiſſima margarita & humane naturæ gemma ſingularis Maria, cuius caſtiſſimæ animæ nihil vmquam inhæſit turpitudinis, nihil vmquam defuit ſpiritualis decoris. Ecce ego peccator pedibus tuis aduolutus humiliter agnoſco ipſam meam iniquitatem. Ne quæſo deſpicias me, ô ſpes mea ſuauis: ſed magnam miſeriam meam ſubleuet augens miſeratio tua pijſſima Virgo Maria, Amen.

Oración.

Salve, María, perla excelsamente preciosa y joya singular de la naturaleza humana, cuya castísima alma nunca se aferró a nada indigno ni jamás estuvo falta de belleza espiritual. He aquí que yo, pecador, voy presuroso a tus pies y reconozco humildemente mi iniquidad. Por favor, no me rechaces, ¡oh, dulce esperanza mía!; antes bien, que mi extrema miseria se aliviane debido a tu abundante misericordia, Virgen María. Amén.


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