Ad matvtinas.
Antiphona.
Sub tuum preſidium confugimus
Dei Genitrix,
noſtras deprecationes ne deſpicias in neceſſitatibus, ſed à periculis cunctis libera nos ſemper Virgo benedicta.
Amen.
V. Domina labia mea aperies.
R. Et os meum annuntiabit
laudem tuam.
V. Domina in adiutorium meum
intende.
R. Domina ad adiuuandum me
feſtina.
Gloria tibi ſit
aduocata noſtra: ſeruos tecum ducas ad rægna beata.
DÍA QUINTO [JUEVES].
En maitines.
Antífona.
Bajo
tu amparo nos refugiamos Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas frente
a las necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, Virgen
bendita. Amén.
V.
Señora, abre mis labios.
R.
Y mi boca proclamará tu alabanza.
V.
Señora, ven en mi ayuda.
R.
Señora, date prisa en ayudarme.
Gloria
a ti, abogada nuestra; conduce a tus siervos al reino de los bienaventurados.
…
Pſalmus 93.
Deus vltionum Dominus: ſed
tu benigna Mater miſericordiæ ad miſerandum
inflectis illum.
Magnificentia tua Domina
prædicatur in ſæculum: qui autem colunt te, inuenient viam pacis.
Seruite illi reuerenter
exultantes: & ſanabit vos benedictus fructus caſtiſſimi
ventris eius.
Reſpice
Domina humilitatem & miſeriam ſeruorū tuorum: & laudabunt te in generationibus ſæculorum.
Magnifica nomen tuum in
multiplicatione gratiarum: & ne ſinas
ſeruos tuos in periculis ſubiacere.
Salmo 93.
Dios,
es Señor de la venganza, pero tú, bondadosa Madre, le concedes misericordia a
los miserables.
Tu
magnificencia, Señora, es proclamada en el mundo; quienes te veneran encuentran
el camino de la paz.
Sírvanla
a ella con reverencia y alegría, y los sanará el bendito fruto de su castísimo
vientre.
Mira,
Señora, la humildad y misericordia de tu siervo, y te alabaré en las
generaciones a lo largo de los siglos.
Magnifica
tu nombre en la multiplicidad de tus gracias, y no dejes que tus siervos caigan
presa de los peligros.
…
Pſalmus 94.
Venite, exultemus Dominæ noſtræ:
iubilemus Virgini ſalutari noſtræ.
Præoccupemus faciem eius in
iubilatione: & in canticis latitiæ collaudemus eam.
Venite adoremus, &
procidamus ante eam: confiteamur illi cum fletibus peccata noſtra.
Impetra nobis indulgentiā
plenam: aſſiſte pro nobis ante tribunal Dei.
Suſcipe in ſine animas noſtras: & introduc nos in requiem
æternam.
Samo 94.
¡Vengan!,
exultemos a nuestro Señor; alabemos a la Virgen, salvación nuestra.
Sitúemonos
ante su rostro con alegría y alabémosla con cánticos de regocijo.
¡Vengan!,
adorémosla y postrémonos ante ella; confiémosle con lágrimas nuestros pecados.
Obtén
para nosotros la indulgencia plena, responde por nosotros ente el tribunal de
Dios.
Al
final [de nuestras vidas], toma nuestras almas y adéntranos en la paz eterna.
…
Pſalmus 95.
Cantate plenæ gratiæ canticum nouum: cantate Mariæ omnes orbis terrigenæ.
Quoniam
omnes Angelos ac natos mulierum ſanctitate præcellit: mirabilibus virtutibus & ſignis.
Formoſitas
& gloria in vultu illius: & gratia in oculis eius.
Afferte illi gloriam patriæ
gentium: exultate in ea omnes creatum Dei.
Admirabile commercium habetis
per illam : ex quod vocati eſtis filij Dei excelli.
Gloria tibi ſit
aduocata noſtra: ſeruos tecum ducas ad regna beata.
Salmo 95.
Canten
un cántico nuevo a la llena de gracia; que cante a María todo lo que existe en
la tierra.
Pues
supera a todos los ángeles y a todos los nacidos de mujer en santidad, en
virtudes admirables y en señales [prodigiosas].
La
hermosura y la gloria están en su rostro, y la gracia en sus ojos.
Concédanle
la gloria a ella, naciones todas; regocíjense en ella, criaturas todas de Dios.
Por ella han logrado un admirable negocio, pues ahora son llamados hijos del
Dios altísimo.
Gloria
a ti, abogada nuestra; conduce a tus siervos al reino de los bienaventurados.
…
Oratio.
Salue
nobiliſſima
genitrix Filij Dei, Virgo Maria quæ omnibus miſericordiæ ſinum aperis, vt de plenitudine tua accipiant vniuerſi;
accipe clementiſſima hanc meam ſupplicationem,
quam, licet ore polluto mihi faciem miſerationum
tuarum, & ora pro me vnigenitum Filium tuum, vt poſt
hanc vitam te ſtola immortalitatis indutam videam regnantem cum Patre,
Filio & Spiritu ſancto, per omnia ſæcula,
Amen.
Oración.
Salve,
Virgen María, excelsamente noble Madre del Hijo de Dios, que a todos abres el
seno de tu misericordia, pues de tu plenitud recibe todo el universo. Recibe,
¡oh, clementísma!, las súplicas de mis manos, las que presenta mi inmunda boca
frente a tu rostro misericordioso; ruega por mí ante tu unigénito Hijo y que
luego de esta vida pueda verte revestida con las prendas de la inmortalidad,
reinando junto al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo a lo largo de los siglos.
Amén.
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