4.3.15





FERIA QVINTA. 

Ad matvtinas.

Antiphona.

Sub tuum preſidium confugimus Dei Genitrix, noſtras deprecationes ne deſpicias in neceſſitatibus, ſed à periculis cunctis libera nos ſemper Virgo benedicta. Amen.

V. Domina labia mea aperies.
R. Et os meum annuntiabit laudem tuam.
V. Domina in adiutorium meum intende.
R. Domina ad adiuuandum me feſtina.

Gloria tibi ſit aduocata noſtra: ſeruos tecum ducas ad rægna beata.

DÍA QUINTO [JUEVES].

En maitines.

Antífona.

Bajo tu amparo nos refugiamos Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas frente a las necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, Virgen bendita. Amén.

V. Señora, abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
V. Señora, ven en mi ayuda.
R. Señora, date prisa en ayudarme.

Gloria a ti, abogada nuestra; conduce a tus siervos al reino de los bienaventurados.


Pſalmus 93.

Deus vltionum Dominus: ſed tu benigna Mater miſericordiæ ad miſerandum inflectis illum.
Magnificentia tua Domina prædicatur in ſæculum: qui autem colunt te, inuenient viam pacis.
Seruite illi reuerenter exultantes: & ſanabit vos benedictus fructus caſtiſſimi ventris eius.
Reſpice Domina humilitatem & miſeriam ſeruorū tuorum: & laudabunt te in generationibus ſæculorum.
Magnifica nomen tuum in multiplicatione gratiarum: & ne ſinas ſeruos tuos in periculis ſubiacere.

Salmo 93.

Dios, es Señor de la venganza, pero tú, bondadosa Madre, le concedes misericordia a los miserables.   
Tu magnificencia, Señora, es proclamada en el mundo; quienes te veneran encuentran el camino de la paz.
Sírvanla a ella con reverencia y alegría, y los sanará el bendito fruto de su castísimo vientre.
Mira, Señora, la humildad y misericordia de tu siervo, y te alabaré en las generaciones a lo largo de los siglos.
Magnifica tu nombre en la multiplicidad de tus gracias, y no dejes que tus siervos caigan presa de los peligros.


Pſalmus 94.

Venite, exultemus Dominæ  noſtræ: iubilemus Virgini ſalutari noſtræ.
Præoccupemus faciem eius in iubilatione: & in canticis latitiæ collaudemus eam.
Venite adoremus, & procidamus ante eam: confiteamur illi cum fletibus peccata noſtra.
Impetra nobis indulgentiā plenam: aſſiſte pro nobis ante tribunal Dei.
Suſcipe in ſine animas noſtras: & introduc nos in requiem æternam.

Samo 94.

¡Vengan!, exultemos a nuestro Señor; alabemos a la Virgen, salvación nuestra.
Sitúemonos ante su rostro con alegría y alabémosla con cánticos de regocijo.
¡Vengan!, adorémosla y postrémonos ante ella; confiémosle con lágrimas nuestros pecados.
Obtén para nosotros la indulgencia plena, responde por nosotros ente el tribunal de Dios.
Al final [de nuestras vidas], toma nuestras almas y adéntranos en la paz eterna.


Pſalmus 95.

Cantate plenæ gratiæ canticum nouum: cantate Mariæ omnes orbis terrigenæ.
Quoniam omnes Angelos ac natos mulierum ſanctitate præcellit: mirabilibus virtutibus & ſignis.
Formoſitas & gloria in vultu illius: & gratia in oculis eius.
Afferte illi gloriam patriæ gentium: exultate in ea omnes creatum Dei.
Admirabile commercium habetis per illam : ex quod vocati eſtis filij Dei excelli.

Gloria tibi ſit aduocata noſtra: ſeruos tecum ducas ad regna beata.

Salmo 95.

Canten un cántico nuevo a la llena de gracia; que cante a María todo lo que existe en la tierra.
Pues supera a todos los ángeles y a todos los nacidos de mujer en santidad, en virtudes admirables y en señales [prodigiosas].
La hermosura y la gloria están en su rostro, y la gracia en sus ojos.
Concédanle la gloria a ella, naciones todas; regocíjense en ella, criaturas todas de Dios.
Por ella han logrado un admirable negocio, pues ahora son llamados hijos del Dios altísimo.

Gloria a ti, abogada nuestra; conduce a tus siervos al reino de los bienaventurados.


Oratio.

Salue nobiliſſima genitrix Filij Dei, Virgo Maria quæ omnibus miſericordiæ ſinum aperis, vt de plenitudine tua accipiant vniuerſi; accipe clementiſſima hanc meam ſupplicationem, quam, licet ore polluto mihi faciem miſerationum tuarum, & ora pro me vnigenitum Filium tuum, vt poſt hanc vitam te ſtola immortalitatis indutam videam regnantem cum Patre, Filio & Spiritu ſancto, per omnia ſæcula, Amen.

Oración.

Salve, Virgen María, excelsamente noble Madre del Hijo de Dios, que a todos abres el seno de tu misericordia, pues de tu plenitud recibe todo el universo. Recibe, ¡oh, clementísma!, las súplicas de mis manos, las que presenta mi inmunda boca frente a tu rostro misericordioso; ruega por mí ante tu unigénito Hijo y que luego de esta vida pueda verte revestida con las prendas de la inmortalidad, reinando junto al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo a lo largo de los siglos. Amén.


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