19.6.14



Detalle de Cristo en Getsemaní - Monasterio de Dionisiou , Monte Athos, s. XVI


B. Elogios a la soledad por los cristianos.

| La soledad.|

Existen varios grados en la soledad.

Uno está solo cuando en el espacio que suele frecuentar no corre el riesgo de encontrarse con algún otro ser humano. Se trata de la “fuga de los hombres” en sentido material. Arseni, fuge hominis – Arsenio, huye de los hombres [1].

Y uno también está solo cuando lleva mucho tiempo sin entablar conversación verbal con otra persona. Esta es la soledad del silencio: Arseni, tace – Arsenio, ¡calla! [2].

Y por último, uno está solo en tanto el espíritu no tenga ningún interlocutor ni ninguna compañía profunda en su intimidad. Esta es la soledad del corazón: Arseni, quiesce (gr. hēsykháze) – Arsenio, reposa/permanece tranquilo, quieto.

En términos materiales, la soledad más auténtica es la primera: la fuga de la sociedad humana. A nivel moral, la soledad más profunda es la tercera, la del corazón. Y el silencio está entre aquellos dos extremos: es forzado si se está en un aislamiento, y es difícil de mantener en presencia de los demás. Puede ser también material, por el solo hecho de no pronunciar palabras; o puede ser interior, cuando a pesar de la conversación externa el corazón permanece en su soledad, ya sea ésta forzada o voluntaria.

Veamos, entonces, lo que han pensado los cristianos -y sobre todo los monjes- acerca de estos tres puntos: la fuga de los hombres, el silencio y la soledad interior.

| A continuación veremos de expresar selecciones de cuanto se ha dicho sobre la relación existente entre estos tres aspectos de la vida espiritual: el grado en que la soledad y el silencio son necesarios, en términos materiales, para la hesiquía interior. Las ideas sobre esta relación se irán clarificando de manera gradual a través de la reflexión teológica y por medio de la experiencia. Por eso escucharemos también a algunos teólogos y hagiógrafos.

Para proceder con claridad y sencillez, expondremos de manera sucesiva:

a. el elogio a la soledad, bajo su triple forma;
b. el elogio a la vida en común, que nos alerta sobre el peligro del aislamiento;
c. la reconciliación de estas dos tendencias. |

............

1. Alf. Arsenio, n. 1.
2. Ibíd. n. 2.

Nota: Lamentablemente, el autor sólo pudo realizar el primer paso; su obra quedó inconclusa.


Licencia de Creative Commons

0 comentarios: