por
Mary Charlotte Chandler, r.s.c.j., Ph.D.
- 2007 -
La autora es directora del Center for the Study of
Religious Life, concede seminarios sobre el futuro de la vida religiosa y
organiza foros interdisciplinarios para líderes de institutos religiosos.
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Durante los últimos sesenta años se han dado cambios
importantes en la vida consagrada dentro de la Iglesia Católica. La vida
religiosa, que alguna vez fuera sinónimo de vida consagrada, hoy es solo una de
las varias formas de vida consagrada que existen en la Iglesia. El Código de
Derecho Canónico, revisado en 1983, describe dos formas individuales de vida
consagrada: las vírgenes consagradas y los eremitas consagrados por una
diócesis; y dos formas de agrupaciones: los institutos religiosos y los
institutos seculares. El código añade, además, una sección sobre las sociedades
de vida apostólica. La laicidad consagrada no tiene ninguna sección en el derecho
canónico debido a que sus votos son privados. El presente artículo describe
brevemente estas nuevas formas de vida consagrada que existen junto a la vida
religiosa de hoy.
Las vírgenes consagradas.
En la iglesia antigua, las vírgenes llegaron a
conformar un grupo distinto, pero con el correr de los siglos la práctica de
mujeres consagradas que viven en el mundo desapareció. El rito pasó a ser usado
en los conventos de monjas con votos solemnes. A principios del s. XX, las
demandas para consagrar vírgenes que permanecieran en el mundo secular fue
desestimado por el Vaticano. Pero la puerta se abrió nuevamente con el
documento del Vaticano II: Constitución
sobre la Sagrada Liturgia, que convocó a una revisión del rito. Y así, el
revisado rito para la consagración de vírgenes que viven en el mundo sería
promulgado el 31 de mayo de 1970. En este rito, las vírgenes simbolizan a la
Iglesia como la Novia de Cristo. Son tres las preguntas que se les hacen:
1. ¿Estás dispuesta a perseverar hasta el final de tus
días en el sagrado estado de virginidad así como en el servicio a Dios y a su
Iglesia?
2. ¿Estás dispuesta a seguir a Cristo bajo el espíritu
del evangelio, de manera tal que toda tu vida sea testimonio fiel del amor de
Dios y un signo decisivo del Reino de los Cielos?
3. ¿Estás dispuesta a aceptar la consagración solemne
como novia de nuestro Señor Jesucristo, hijo de Dios?
La candidata renueva su determinación diciendo: “Padre,
reciba mi determinación a seguir a Cristo en una vida de perfecta castidad que,
con la ayuda de Dios, profeso hoy ante vos y ante el pueblo de Dios”. Luego, el
obispo recita una oración de consagración solemne frente la candidata a la vez
que extiende sus manos sobre ella. Las vírgenes consagradas permanecen en el
estado secular, no son religiosas ni profesan votos religiosos. La cobertura de
las necesidades materiales de su vida es responsabilidad personal. A través de
su consagración, las vírgenes consagradas mantienen un lazo con su obispo y con
su iglesia particular. Al menos una vez al año mantienen una conversación con
su obispo respecto de su vida consagrada y de su servicio a la iglesia. A
diferencia de los sacerdotes diocesanos, ellas no tienen obligación de
obediencia hacia el obispo.
La United States Association of Consecrated Virgins
(USACV) es una asociación voluntaria de vírgenes consagradas que conceden su ayuda
a las mismas a la vez que promueven esta vocación.
Los eremitas consagrados diocesanos.
La vida eremítica es una antigua forma de vida
consagrada. Diversos institutos religiosos sostienen esta forma de vida dentro
de su propia legislación. Hay algunos religiosos –que cuentan con el permiso de
su superior- y algunas vírgenes consagradas que eligen esta forma de vida. El
Código de Derecho Canónico de 1983 concede la novedosa opción de vivir la vida
eremítica de manera individual bajo la dirección del obispo. Los eremitas
profesan públicamente los votos de pobreza, castidad y obediencia ante su obispo
diocesano; y se dedican a la oración, la penitencia y la soledad mientras se
ganan su propio sustento. Ellos no son parte de ningún instituto religioso sino
que siguen su propio plan de vida bajo la guía del obispo. Se
trata de una vocación excepcional. Un informe
realizado en el 2005 solo encontró 19 eremitas consagrados en diez diócesis de los
Estados Unidos.
Seglares consagrados.
En 1947, Pío XII reconoció a los institutos seculares
-algunos de los cuales databan del s. XVII- como una forma de vida consagrada.
Cada instituto tenía su propio carisma, su espiritualidad, sus constituciones,
su política de admisión, su programa de formación, su estructura administrativa
y su apostolado. Estos son distintos de las órdenes terciarias y de las
prelaturas personales. Los miembros de los institutos seculares son laicos
solteros o sacerdotes diocesanos que profesan los consejos evangélicos a través
de un voto u otra forma de lazo sagrado, según sus institutos particulares y
con inclusión de la castidad. Ellos difunden los valores del evangelio en el
mundo y contribuyen a la santificación del mundo desde adentro. Los miembros
laicos normalmente viven solos y no visten ningún atuendo especial. En sus
vidas diarias y en sus ocupaciones, los miembros dan vida a la misión de sus
institutos.
El United States Conference of Secular Institutes
(USCSI) surgió en 1972 para hacer conocida la vocación, para compartir ideas,
para apoyar a los grupos que deseaban convertirse en institutos seculares y
para realizar diversas investigaciones.
Una nueva expresión de secularidad consagrada se puede
observar en la rama secular del instituto religioso Daughters of the Holy Spirit.
En 1990, ciertos miembros de este instituto empezaron a notar que algunos de
sus pares con el correr del tiempo se habían alejado de la vida religiosa para
insertarse en un modelo secular de vida consagrada. Consideraron, entonces,
establecer una rama secular como una nueva senda de vida en la que pudiesen
vivir su carisma; una senda a la cual también algunas lacias podrían sentirse
llamadas.
La rama secular de las Daughters of the Holy Spirit
fue establecida en el 2003. No se trata de un instituto diferente, sino que
está bajo el liderazgo del superior general de los institutos religiosos. Esta
autoridad designó un moderador general para la rama secular y ratificó todas
las decisiones para los votos perpetuos en la misma. Sin embargo, los miembros
de la rama secular viven la secularidad consagrada antes que la vida religiosa.
El voto de castidad es esencialmente el mismo que el de los religiosos, pero el
contenido de los votos de pobreza y obediencia es diferente. Y no
existe la vida en común. La pobreza incluye simplicidad de vida, el compartir según
voluntad y la donación de una parte de sus ingresos al grupo a fines de
administración y gastos de solidaridad. La obediencia es vivida en diálogo con
la familia, los amigos y los pequeños grupos afines. Las decisiones mayores son
discernidas con el moderador regional.
Los miembros de las Sociedades de Vida Apostólica.
Las Sociedades de Vida Apostólica persiguen un determinado
fin apostólico o misionero. Son diferentes de los institutos religiosos y seglares,
y sus miembros no profesan votos religiosos sino que se comprometen con los
consejos evangélicos a través de algún tipo de lazo. Estos miembros mantienen
una vida en común y su estilo de vida y espiritualidad confluyen en su interés
principal, que es el apostolado.
La mayoría de Sociedades de Vida Apostólica están
compuestas por varones, ya que muchas comenzaron como sociedades misioneras de
sacerdotes seculares. La historia de las sociedades femeninas
tiene raíces diferentes. Por ejemplo, las Daughters of Charity tuvieron que esforzarse
durante su fundación para no ser un claustro y para poder servir a los pobres.
Y lo lograron al convertirse en una sociedad de vida apostólica antes que en un
instituto religioso. Ellas no profesan votos perpetuos.
Aunque son diferentes, las Sociedades de Vida Apostólica
comúnmente son agrupadas dentro de los institutos religiosos. Todos ellos son
registrados en conjunto dentro del Kenedy
Directory [directorio oficial de
todas las diócesis e institutos]. En 1975, quince sociedades masculinas
cuyo objetivo misional era ad gentes
(a las naciones) solicitaron sujetarse a la Congregación para la Evangelización
de los Pueblos antes que la Congregación para Institutos Religiosos y Seglares
(hoy llamado Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades
de Vida Apostólica). Este grupo incluye a la sociedad Maryknoll
y al Missionary Society of St. Columban. Otros ejemplos
de sociedades de vida apostólica son la Sociedad de San Pablo, la Society of
the Precious Blood y las Sisters of Social Service.
Laicidad
consagrada.
Las mujeres y los hombres que abrazan los consejos
evangélicos en la forma de votos privados son conocidos como laicidad
consagrada (un voto es público si es aceptado en nombre de la Iglesia por
alguna autoridad legítima; de otra forma, se considera que es privado).
Muchos movimientos laicos, por ejemplo los Focolare y
los Regnum Christi, tienen
grupos centrales constituidos por laicos consagrados. Los miembros consagrados
en comunidades según su género, hacen votos privados de pobreza, obediencia y
castidad, y conceden sus ingresos a la comunidad de bienes.
La Fraternidad Mariana de la Reconciliación, fundada
en 1991, es un ejemplo de una asociación de fieles cuyos miembros son todas
laicas consagradas. Sus miembros prometen castidad y obediencia a los estatutos
de la comunidad. Ellas viven en comunidad y están “totalmente disponibles” para
su apostolado de evangelización.
Diversidad dentro de la vida religiosa.
Dentro de la propia vida religiosa existe una gran
diversidad de manifestaciones. Hay nuevas formas que han evolucionado como
respuesta a contextos históricos y culturales diferentes. Hoy en día tenemos
religiosos consagrados en la dimensión eremítica, monástica, contemplativa,
mendicante, evangélica y apostólica, todos los cuales responden a su particular
llamado alrededor del mundo. La vida consagrada dentro de la Iglesia Católica
está viva y está bien, y continúa avanzando. Si atendemos a la historia, estas
nuevas formas no reemplazan a las formas más antiguas sino que tienen su lugar
junto a ellas y enriquecen la posibilidad de diversas formas consagradas de
respuesta al evangelio de Jesucristo.
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