27.11.13



Consolation - David D. Neal - 1893
Los eremitas de hoy: 
la más antigua forma de vida consagrada.

por Angela Reddemann

- 2008 –

Entrevista con la eremita diocesana Maria Anne Leenen.

Una de las más antiguas formas de vida consagrada es la de los eremitas. En la actualidad, existen cerca de ochenta ermitaños en las regiones de habla alemana. Zenit se reunió con la eremita: Maria Anna Leenen, de la diócesis de Osnabrück y quien tiene su ermita en Ankum, y habló con ella acerca de esta particular forma de vida y de sus desafíos.

Maria Anna Leenen ha escrito un libro sobre la vida eremítica: Einsam und allein? Eremiten in Deutschland [¿Solitarios y solos? Los eremitas en Alemania], que primero fue editado por la editorial St. Benno-Verlag en Leipzig. Y en el 2006 salió la edición revisada y ampliada por la editora Aschendorff, en Münster. La obra arroja luz sobre la vida eremítica, ofreciendo relatos actuales de eremitas, a la vez que trata el tema de la espiritualidad y el derecho canónico.  

¿Qué es un eremita?

Un eremita es una persona que busca a Dios en el silencio y la soledad. Es alguien que se sitúa ante Dios y ante sí mismo. La vida eremítica es una vida de oración y contemplación estando en soledad, sin el apoyo de una comunidad.

¿Cuántos eremitas existen actualmente en Alemania?

Por ahora no existen cifras exactas. Pero yo estimo que al momento los varios eremitas –mujeres y hombres- de habla germana han de ser unos ochenta en total.

Bueno, ¡se trata de un número impresionante para tan radical forma de vida!

Sí, probablemente desde hace 70 años atrás se viene dando un crecimiento en Alemania –o países de habla germana- en cuanto a la aceptación de esta antigua a la vez que nueva forma de vida. Aunque es, por cierto, una tendencia a nivel mundial.

A mí me sorprende por sobre todo la extraordinaria variedad de los diferentes estilos de vida eremítica. No solo en sus causas sino también en sus configuraciones.

¿Cuáles son las diferencias que existen en esta forma de vida?

En primer lugar mencionaría las dos formas básicas de eremitas: los diocesanos y los pertenecientes a una orden religiosa. Los primeros se hallan incluidos jurídicamente dentro del canon 603 del derecho canónico, y su superior directo es el obispo. Los eremitas que pertenecen a una orden están sujetos a su abad o al superior del convento/monasterio al que están ligados, lo que implica su sujeción a la regla particular de tal orden o congregación.

El eremita diocesano es responsable de sustentarse a sí mismo; en tanto que el adherido a una orden pertenece a la misma, tiene al menos una ayuda social y puede dedicarse a sus ocupaciones, siempre y cuando hayan sido aprobadas por su comunidad.

¿Cuál cree usted que es el elemento esencial de la espiritualidad eremítica? ¿Existe una esfera particular o un centro específico?

Bueno, es difícil poder resumirlo. Creo que lo esencial en la vida contemplativa de hoy es la búsqueda de Dios, lo que nos habla –por sobre todo- de situarnos ante él, de establecer una relación con él. Mi propio recorrido -y por eso mismo el de la toda humanidad, de la humanidad de hoy- trata principalmente de permitir que nuestras pulidas fachadas se resquebrajen y que toda la debilidad y miseria de la persona salgan a la luz. Y que reconozcamos luego cuán necesitados estamos de redención, de cómo todo lo que necesitamos es una relación profunda con Dios, con Jesucristo.   

Además, y volviendo a la imagen tradicional, el camino del eremita se asemeja a un vagar por el desierto: sintiendo hambre y sed, soportando tormentas de arena, serpientes y escorpiones. Pero en medio del desierto, en medio de la aridez y de las tormentas se encuentra un verdadero oasis. Y el lugar del eremita es estar allí, presente junto a la vida que nos concede las aguas de salvación. Hacia allá se dirige su camino. Y él va solo, pero no va para sí mismo sino por todos los que desean hallar esta fuente. Ya sea que la conozcan o no.

Pero, ¿cómo programas sus días y sus tiempos de oración? ¿Cómo es que obtiene su sustento necesario?

Si quiero autosustentarme a la vez que proteger mi aislamiento y seguir con el espíritu de oración, entonces no es adecuado que realice demasiados trabajos. Pero aun cuando los eremitas vivimos de manera muy simple y con frecuencia hasta pobremente, en Alemania existen una serie de cosas que tienen que ser pagadas y que no se le hubieran ocurrido a Abba Antonio, el padre de los eremitas. Y eso requiere que se abandone la celda, que se establezcan múltiples interacciones y que la jornada laboral fuera de la ermita no siempre se ajuste al ritmo de las horas de oración. Con frecuencia está presente, además, la preocupación por el dinero a pesar de la simple economía.  

Esta situación requiere, entonces, de particularidades para la recaudación y para la concentración; requiere de disciplina y de fortaleza, de la fuerza y la firmeza de cada individuo.  

A nivel personal, escribo libros y artículos para diversos periódicos y revistas religiosas, como Wegbereiter, una revista sobre profesiones de la Iglesia hecha por los salvatorianos de Munich. Y también realizo velas decoradas. Todo lo integro dentro de un estricto ritmo de oración que caracteriza a mi día de actividad. Además, trato de mantener la palabra de la escritura en mi corazón durante todo el día, que sea el alimento de mi corazón. Los antiguos padres y madres del desierto llamaron a este tipo de oración: ruminatio.

Ya que ha escrito un libro sobre los eremitas en Alemania, ¿cuál es la su intención particular de su obra?  

Bueno, cierta vez estuve ocupada en una búsqueda por saber dónde y cómo es que se vive la vida eremítica en otros lugares. Lo que resultó ser también una forma de reflexión sobre mi propia forma de vida. He intentado, además, establecer una pequeña red entre nosotros, los eremitas. La idea surgió durante la investigación y la propia elaboración del libro. Fue muy, realmente muy emocionante observar las reacciones y a veces ciertos patrones entre los eremitas. A través del libro se han establecido una gran cantidad de contactos agradables y útiles. Lo cual me hace muy feliz.   

¿En qué estás trabajando actualmente?

En la actualidad me dedico a escribir un libro que abordará la espiritualidad eremítica de hoy. Trato de señalar lo que en el contexto actual significan ciertas palabras claves del eremitismo, como: soledad, penitencia, silencio y demás. Y también lo que ellas significan para la vida eremítica de la actualidad, en la que sigue vigente el servicio del eremita: ¿cómo debería ser realmente este tipo de vida? ¡Nuestra vida no es un confortable rincón a solas con el pequeño Jesús para el beneficio de nuestra propia alma! 

¿Hay algún pequeño avance? ¿Cuándo cree que será publicado el libro?

Para el título he elegido: Sich aussetzen kämpfen. Gedanken zur eremitischen Spiritualität heute. [Aquellos que combaten. Pensamientos sobre la espiritualidad eremítica de hoy]. Y la editorial Aschendorff también está muy interesada en esta obra.

¿Qué es lo que necesita quien quiera llevar su forma de vida?

¡Un claro llamado que ha de ser probado a lo largo de muchos años! Y una buena constitución física y psíquica, un profundo gozo en la oración, sin pensamientos escapistas y la opinión de que la vida eremítica es la forma más elevada de una supuesta sucesión. Y debe tratarse de alguien un poco mayor. Dentro del catecismo existe un fragmento maravilloso sobre nuestra forma de vida. Allí está todo incluido, de manera concisa:  “Los eremitas presentan a los demás ese aspecto interior del misterio de la Iglesia que es la intimidad personal con Cristo. Oculta a los ojos de los hombres, la vida del eremita es predicación silenciosa de aquel a quien ha entregado su vida, porque él es todo para él. En este caso se trata de un llamamiento particular a encontrar en el desierto, en el combate espiritual, la gloria del crucificado” (Catecismo de la Iglesia Católica 921).

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Reddemann Angela (18 de abril del 2008). Eremiten heute: Die älteste Form gottgeweihten Lebens zieht an. Zenit.org

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