por Angela Reddemann
- 2008 –
Entrevista con la eremita diocesana Maria Anne
Leenen.
Una de las más antiguas formas de vida
consagrada es la de los eremitas. En la actualidad, existen cerca de ochenta
ermitaños en las regiones de habla alemana. Zenit se reunió con la eremita: Maria
Anna Leenen, de la diócesis de Osnabrück y quien tiene su ermita en Ankum, y habló con ella acerca de esta particular forma de vida y de sus desafíos.
Maria Anna Leenen ha escrito un libro sobre la
vida eremítica: Einsam und allein? Eremiten in Deutschland [¿Solitarios
y solos? Los eremitas en Alemania], que primero fue editado por la editorial St.
Benno-Verlag en Leipzig. Y en el 2006 salió la edición revisada y ampliada por la
editora Aschendorff, en Münster. La obra arroja luz sobre la vida eremítica, ofreciendo
relatos actuales de eremitas, a la vez que trata el tema de la
espiritualidad y el derecho canónico.
¿Qué es un eremita?
Un eremita es una persona que busca a Dios en
el silencio y la soledad. Es alguien que se sitúa ante Dios y ante sí
mismo. La vida eremítica es una vida de oración y contemplación estando en
soledad, sin el apoyo de una comunidad.
¿Cuántos eremitas existen actualmente en
Alemania?
Por ahora no existen cifras exactas. Pero yo
estimo que al momento los varios eremitas –mujeres y hombres- de habla germana han de
ser unos ochenta en total.
Bueno, ¡se trata de un número impresionante
para tan radical forma de vida!
Sí, probablemente desde hace 70 años atrás se
viene dando un crecimiento en Alemania –o países de habla germana- en cuanto a la aceptación de esta antigua a la vez que nueva forma de vida. Aunque es, por cierto, una tendencia a nivel mundial.
A mí me sorprende por sobre todo la extraordinaria
variedad de los diferentes estilos de vida eremítica. No solo en sus causas sino
también en sus configuraciones.
¿Cuáles son las diferencias que existen en esta
forma de vida?
En primer lugar mencionaría las dos formas
básicas de eremitas: los diocesanos y los pertenecientes a una orden religiosa.
Los primeros se hallan incluidos jurídicamente dentro del canon 603 del derecho
canónico, y su superior directo es el obispo. Los eremitas que pertenecen a una
orden están sujetos a su abad o al superior del convento/monasterio al que
están ligados, lo que implica su sujeción a la regla particular de tal orden o
congregación.
El eremita diocesano es responsable de
sustentarse a sí mismo; en tanto que el adherido a una orden pertenece a la
misma, tiene al menos una ayuda social y puede dedicarse a sus ocupaciones, siempre y cuando hayan sido aprobadas por su comunidad.
¿Cuál cree usted que es el elemento esencial de
la espiritualidad eremítica? ¿Existe una esfera particular o un centro
específico?
Bueno, es difícil poder resumirlo. Creo que lo
esencial en la vida contemplativa de hoy es la búsqueda de Dios, lo que nos
habla –por sobre todo- de situarnos ante él, de establecer una relación con él.
Mi propio recorrido -y por eso mismo el de la toda humanidad, de la humanidad de hoy- trata principalmente de permitir que nuestras pulidas fachadas se resquebrajen
y que toda la debilidad y miseria de la persona salgan a la luz. Y que
reconozcamos luego cuán necesitados estamos de redención, de cómo todo lo que
necesitamos es una relación profunda con Dios, con Jesucristo.
Además, y volviendo a la imagen tradicional, el camino del
eremita se asemeja a un vagar por el desierto: sintiendo hambre y sed, soportando
tormentas de arena, serpientes y escorpiones. Pero en medio del desierto, en
medio de la aridez y de las tormentas se encuentra un verdadero oasis. Y el
lugar del eremita es estar allí, presente junto a la vida que nos concede las aguas de
salvación. Hacia allá se dirige su camino. Y él va solo, pero no va para sí
mismo sino por todos los que desean hallar esta fuente. Ya sea que la conozcan
o no.
Pero, ¿cómo programas sus días y sus tiempos de
oración? ¿Cómo es que obtiene su sustento necesario?
Si quiero autosustentarme a la vez que proteger
mi aislamiento y seguir con el espíritu de oración, entonces no es adecuado que
realice demasiados trabajos. Pero aun cuando los eremitas vivimos de manera muy
simple y con frecuencia hasta pobremente, en Alemania existen una serie de
cosas que tienen que ser pagadas y que no se le hubieran ocurrido a Abba
Antonio, el padre de los eremitas. Y eso requiere que se abandone la celda, que
se establezcan múltiples interacciones y que la jornada laboral fuera de la ermita no
siempre se ajuste al ritmo de las horas de oración. Con frecuencia está
presente, además, la preocupación por el dinero a pesar de la simple economía.
Esta situación requiere, entonces, de particularidades para la
recaudación y para la concentración; requiere de disciplina y de fortaleza, de
la fuerza y la firmeza de cada individuo.
A nivel personal, escribo libros y artículos
para diversos periódicos y revistas religiosas, como Wegbereiter, una revista
sobre profesiones de la Iglesia hecha por los salvatorianos de Munich. Y también
realizo velas decoradas. Todo lo integro dentro de un estricto ritmo de oración
que caracteriza a mi día de actividad. Además, trato de mantener la palabra de
la escritura en mi corazón durante todo el día, que sea el alimento de mi
corazón. Los antiguos padres y madres del desierto llamaron a este tipo de
oración: ruminatio.
Ya que ha escrito un libro sobre los eremitas
en Alemania, ¿cuál es la su intención particular de su obra?
Bueno, cierta vez estuve ocupada en una
búsqueda por saber dónde y cómo es que se vive la vida eremítica en otros
lugares. Lo que resultó ser también una forma de reflexión sobre mi propia
forma de vida. He intentado, además, establecer una pequeña red entre nosotros,
los eremitas. La idea surgió durante la investigación y la propia elaboración
del libro. Fue muy, realmente muy emocionante observar las reacciones y a veces
ciertos patrones entre los eremitas. A través del libro se han establecido una gran cantidad de
contactos agradables y útiles. Lo cual me hace muy feliz.
¿En qué estás trabajando actualmente?
En la actualidad me dedico a escribir un libro
que abordará la espiritualidad eremítica de hoy. Trato de señalar lo que en el contexto actual significan
ciertas palabras claves del eremitismo, como: soledad, penitencia, silencio y
demás. Y también lo que ellas significan para la vida eremítica de la
actualidad, en la que sigue vigente el servicio del eremita: ¿cómo debería ser
realmente este tipo de vida? ¡Nuestra vida no es un confortable rincón a solas
con el pequeño Jesús para el beneficio de nuestra propia alma!
¿Hay algún pequeño avance? ¿Cuándo cree que será publicado el libro?
¿Hay algún pequeño avance? ¿Cuándo cree que será publicado el libro?
Para el título he elegido: Sich aussetzen kämpfen.
Gedanken zur eremitischen Spiritualität heute. [Aquellos que combaten. Pensamientos sobre la espiritualidad eremítica de hoy]. Y la editorial Aschendorff también
está muy interesada en esta obra.
¿Qué es lo que necesita quien quiera llevar su
forma de vida?
¡Un claro llamado que ha de ser probado a lo
largo de muchos años! Y una buena constitución física y psíquica, un profundo
gozo en la oración, sin pensamientos escapistas y la opinión de que la vida
eremítica es la forma más elevada de una supuesta sucesión. Y debe tratarse de
alguien un poco mayor. Dentro del catecismo existe un fragmento maravilloso sobre
nuestra forma de vida. Allí está todo incluido, de manera concisa: “Los
eremitas presentan a los demás ese aspecto interior del misterio de la Iglesia
que es la intimidad personal con Cristo. Oculta a los ojos de los hombres, la
vida del eremita es predicación silenciosa de aquel a quien ha entregado su
vida, porque él es todo para él. En este caso se trata de un llamamiento
particular a encontrar en el desierto, en el combate espiritual, la gloria del
crucificado” (Catecismo de la Iglesia Católica 921).
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Reddemann Angela (18 de abril del 2008). Eremiten heute: Die älteste Form gottgeweihten Lebens zieht an. Zenit.org
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