14.3.15





Ad primam.

V. Domina in adiutorium meum intende.
R. Domina ad adiuuandum me feſtina.

Gloria tibi ſit aduocata noſtra: ſeruos tecum ducas ad regna beata.

En prima.

V. Señora, ven en mi ayuda.
R. Señora, date prisa en ayudarme.

Gloria a ti, abogada nuestra; conduce a tus siervos al reino de los bienaventurados.


Pſalmus 98.

Dominus regnauit, iraſcantur populi: Maria ſuper Cherubim ſedet à dextris eius.
Magna eſt in Sion gloria tua Domina: & in Ieruſalem magnificentia tua.
Cantate ante eam chori virginales: & adorate thronum eius, quoniam ſanctus eſt.
In dextera eius ignea lex: & in circuito eius ſanctorum millia.
Mandata Dei ante oculos eius: & iuſtitiæ regula in corde illius.

Salmo 98.

El Señor reina, ¡tiemblen pueblos!; y María está a su derecha, por encima de los querubines.
Grande es tu gloria en Sión, Señora, y en Jerusalén lo es tu magnificencia.
Cántenle a ella, coro de vírgenes, y adoren su trono porque es santo.
En su derecha está la ley de fuego y circundándola están los miles de santos.
Los mandamientos de Dios están ante sus ojos y la regla de justicia en su corazón.

...

Pſalmus 99.

Ivbilate Dominæ  noſtræ omnes homines terræ: ſeruite illi in lætitia & iucunditate.
In toto animo veſtro accedite ad illam: & in omni virtute veſtra conſeruate vias eius.
Inueſtigate illam & manifeſtabit ſe vobis: eſtote mundi corde, & apprehendetis eam.
Quibus auxiliata fueris Domina erit refrigerium pacis: & à quibus auerteris vultum tuum, non erit eis ſpes ad ſalutem.
Recordare noſtri Domina, & non apprehendent nos mala: ſucurre nobis in fine, & inueniemus vitam æternam.

Salmo 99.

Alaben a nuestra Señora, hombres todos de la tierra; sírvanle a ella con gozo y alegría.
Con todo entusiasmo acérquense a ella y con todas sus fuerzas conserven sus caminos.
Búsquenla y ella se manifestará a ustedes; tengan un corazón limpio y la aprehenderán.
A quienes tú auxilies, Señora, obtendrán el reposo de la paz; y a quienes apartes tu rostro, no tendrán esperanza en la salvación.
Acuérdate de nosotros, Señora, y que los males no nos atrapen; ayúdanos en nuestro [momento] final y alcanzaremos la vida eterna.

...

Pſalmus 100.

Miſericordiam & iudicium cantabo tibi Domina: pſallam tibi in exultatione cordis, cùm lætificaueris animam meam.
Laudabo nomen tuum & gloriam tuam: & præſtabis refrrigerium animæ meæ.
Zelatus ſum amorem tuum & honorem: ideò defendas cauſam meam ante iudicem ſæculorum.
Allectus ſum gratia & bonitate tua: oro ne frauder a ſpe & confidentia bona.
Conforta animam meam in nouiſſimis meis: & in carne iſta fac me meum conſpicere Saluatorem.

Gloria tibi ſit aduocata noſtra: ſeruos tecum ducas ad regna beata.

Salmo 100.

Tu misericordia y tu juicio yo los canto, Señora; te cantaré con mi corazón exultante cuando alegres el alma mía.
Yo alabo tu nombre y tu gloria; tú le concederás consuelo a mi alma.
Soy celoso de tu amor y de tu honor; por lo tanto, defiende mi causa ante el juicio de este mundo.
Yo me siento atraído por tu gracia y tu bondad; te ruego que no me vea defraudado en mi esperanza y confianza en ti.
Conforta a mi alma en mis últimos días; y que ya en este cuerpo pueda percibir al Salvador.

Gloria a ti, abogada nuestra; conduce a tus siervos al reino de los bienaventurados.


Oratio.

Ave ſolitudinis amatrix, & internæ quietis cultrix mitiſſima, virgo inter filias Ieruſalem ſpeſioſiſſima Maria: diſperſas quęſo ſeruuli tui cogitationes recollige, & ſpiritum diſſipatum redintegra, vt te ſemper ſuſpirem & venerer in perpetuum, Amen.

Oración.

Salve, María, amante de la soledad y mansa cultora de la quietud interna, virgen excelsamente hermosa entre las hijas de Jerusalén, te pido que reúnas los dispersos pensamientos de este siervo tuyo; restaura mi disipado espíritu, para que así suspire por ti y te venere perpetuamente. Amén.


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