14.3.15




Ad lavdes.

V. Domina in adiutorium meum intende.
R. Domina ad adiuuandum me feſtina.

Gloria tibi ſit aduocata noſtra: ſeruos tecum ducas ad regna beata.

En laudes.

V. Señora, ven en mi ayuda.
R. Señora, date prisa en ayudarme.

Gloria a ti, abogada nuestra; conduce a tus siervos al reino de los bienaventurados.


Pſalmus 96.

Domina regnauit, exultes Maria: in omni imperio dominationis eius.
Adorate eam ciues curiæ paradiſi: exaltare eam virgines, ſponſæ Filij eins.
Quoniam eleuata eſt ſuper principatus & dominationes: & exaltata eſt ſuper Angelorū & Archangelorum legiones.
Patriarche & Prophetæ cōcrepate illi laudem: concentum illi facite Apoſtoli & Martyres Chriſti.
Confeſſores cum Virginibus, de canticis Sion, dicite canticum ei: regratiamini ei Monachi ſancti de acceptis triumphis.

Salmo 96.

El Señor reina, y María exulta en todo el imperio bajo su dominio.
Adórenla a ella, ciudadanos del tribunal del paraíso; exáltenla a ella, vírgenes, esposas de su Hijo.
Pues ella está por encima de los principados y dominaciones, por encima de las legiones de ángeles y arcángeles.
Patriarcas y profetas hagan resonar sus alabanzas para ella; compónganle un concierto, apóstoles y mártires de Cristo.
Confesores y vírgenes, cántenle un cántico de Sión; santos solitarios, agradézcanle a ella por sus triunfos obtenidos.


Pſalmus 97.

Cantate Dominæ noſtræ canticum nouum: quia mirabilia fecit.
In conſpectu gentium reuelauit miſericordiam ſuam: in extremis terræ auditū eſt nomen eius.
Recordare Domina pauperum & miſerorum: & ſuſtenta eos ope refrigerij tui ſancti.
Tu autem Domina ſuauis & verax: patiens, mitis, & miſeratione plena.
Conculca hoſtes animarum noſtrarum: & contumaciam illorum elide brachio tuo ſancto.

Salmo 97.

Canten a nuestra Señora un cántico nuevo, pues ha hecho maravillas.
Ante los ojos de las naciones ha revelado su misericordia; hasta en los confines de la tierra se escucha su nombre.
Recuerda, Señora, a los pobres y miserables y susténtalos con certeza con tu sagrado alimento.
Pues tú, Señora, eres suave y veraz, paciente, apacible y llena de misericordia.
Somete a los enemigos de nuestras almas y destroza sus planes con tu santo brazo.


Canticvm.

Cantemus Dominæ glorioſæ Virgini Mariæ: in hymnis & confeſſionibus benedicamus eam.
Domina noſtra, omnipotens poſt Deum nomen eius: currus Pharaonis & exercitū eius proiecit in mare.
Dextera tua Domina magnificata eſt in fortitudine: quia in multitudine miſericordiæ tuæ, ſtrauiſti aduerſarios meos.
De ore leonis liberaſti me Domina: & tam quam infantem genitum, Mater, ſuſcepiſti me.
Domina chariſſima mea: velut gallina tege me mirabili poſſeſſione tua.
Tuus totus eſo ſum: & omnia mea tua ſunt Virgo ſuper omnia benedicta.
Ponem te ſicut ſignaculum ſuper cor meum: quia fortis eſt vt mors dilectio tua.

Gloria tibi ſit aduocata noſtra: ſeruos tecum ducas ad regna beata.

Cántico.

Cantémosle un himno a nuestra Señora, la gloriosa Virgen María, y bendigámosla de manera confesa.
Señora nuestra, después de Dios, tu nombre es el más todopoderoso; a los carruajes del faraón y a su ejército ella los ha precipitado al mar. 
Tu diestra, Señora, es magnífica en fortaleza, pues en tu abundante misericordia dispersaste a mis adversarios.
Me liberaste de la boca del león, Señora; y como a un niño [recién] nacido me aceptaste, Madre.
¡Oh, Señora, muy amada mía!, protégeme como lo hace una gallina, como una maravillosa posesión tuya.
Yo soy todo tuyo y toda mía eres tú, Virgen, bendita por encima de todo.
Sitúate como un sello sobre mi corazón, pues tu amor es fuerte como la muerte.

Gloria a ti, abogada nuestra; conduce a tus siervos al reino de los bienaventurados.


Oratio.

O stella ſemper rutilans, Virgo Maria, illumina tenebras cæcitatis meæ claritate aduentus tui. Attende gemitus animæ meæ cupientis diligere te; reple cor meum, atque omnes ſenſus meos gratia cæleſti: & me indigum ad præguſtandas micas aliquas æternæ lætitiæ miſericorditer admitte, Amen.

Oración.

¡Oh, Virgen María!, estrella siempre resplandeciente, ilumina las tinieblas de mi ceguera con la luminosidad de tu adviento. Atiende los gemidos de mi alma, que desea amarte; llena mi corazón y todos mis sentidos de la gracia celeste; y aunque soy indigno, que pueda pregustar ciertas migajas del gozo eterno que tu misericordia permita. Amén.


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