5.2.15




FERIA QVARTA

Ad matvtinas.

Antiphona.

Sub tuum preſidium confugimus Dei Genitrix, noſtras deprecationes ne deſpicias in neceſſitatibus, ſed à periculis cunctis libera nos ſemper Virgo benedicta. Amē.

V. Domina labia mea aperies.
R. Et os meum annuntiabit laudem tuam.
V. Domina in adiutorium meum intende.
R. Domina ad adiuuandum me feſtina.

Gloria tibi ſit Regina virginum: tecum nos perducas ad regna cælorum.


DIA CUARTO [MIÉRCOLES]

En maitines.

Antífona.

Bajo tu amparo nos refugiamos Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas frente a las necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, Virgen bendita. Amén.

V. Señora, abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
V. Señora, ven en mi ayuda.
R. Señora, date prisa en ayudarme.

Gloria a ti, Reina de las vírgenes; condúcenos al reino de los cielos.


Pſalmus 70.

In te Domina ſperaui, non confundar in æternum: in tua miſericordia libera me & eripe me.
Propter multitudinem iniquitatum mearum: oppreſſus ſum vehementer.
Facti ſunt hoſtes mei in capite meo: ſubſannauerunt me tota die.
Attende benigna Domina, quoniam tribulor: expande manus tuas & ſucurre pereunti.
Ne moreris propter gratiā nominis tui: vt efficiaris mihi in gaudium & ſalutem.

Salmo 70.

En ti, Señora, esperaba, que no me confunda en la eternidad; por tu misericordia libérame y rescátame.
A causa de la  multitud de mis iniquidades, me veo vehementemente oprimido.
Las acciones de mis enemigos están por delante de mí, ellos se burlan de mí todo el día.
Atiende, generosa Señora, las tribulaciones [mías]; extiende tus manos y ayuda a quien perece.
No tardes, por la gracia de tu nombre; y sé para mí alegría y salvación.

...

Pſalmus 71.

Deus iudicium tuum Regi da: & miſericordiam tuam Reginæ Matri eius.
In manu tua Domina ſalus & vita conſiſtunt: lætitia perpetua & æternitas glorioſa.
Reſperge cor meum dulcedine tua: fac me obliuiſci miſerias huius vitæ.
Trahe me poſt te vinculis miſericordiæ  tuæ  & fomentis pietatis tuę ſana dolorem meum.
Concupiſcentias ęternorum bonorum excita in animam meam: & inebria de gaudijs paradiſi mentem meam.

Salmo 71.

Dios, tu juicio dáselo al Rey y tu misericordia a tu Reina, su Madre.
En tu mano, Señora, se hallan la salvación y la vida, el gozo perpetuo y la gloriosa eternidad.
Rocía mi corazón con tu dulzura, hazme olvidar las miserias de esta vida.
Arrástrame hacia ti por los lazos de tu misericordia; y fomentando tu piedad, sana mis dolores.
Estimula en mi alma el deseo de los bienes eternos; e inunda mi mente con los gozos del paraíso.
...

Pſalmus 72.

Qvàm bonus Iſraël Deus: qui dilectam Matrem ſuā colunt & venerantur.
Ipſa eſt enim ſolatium vitæ  noſtræ : & in laboribus ſubuentio opportuna.
Obtexit caligine hoſtis animam meam: in viſceribus meis Domina fac lumen oriri.
Auertatur à me ira Dei perte: placa eum meritis & pretibus tuis.
In iudicio Dei aſſiſte pro me: coram eo ſuſcipe cauſam meam, & mea ſis aduocata.

Gloria tibi ſit Regina virginum: tecum nos perducas ad regna cælorum, Amen.

Salmo 72.

¡Cuán bueno es el Dios de Israel con quienes aman a su Madre, la estiman y veneran!
Pues ella es el consuelo de nuestra vida y la ayuda oportuna en las labores.
El enemigo ha cubierto de oscuridad a mi alma; en mi interior, Señora, haz que surja la luz.
Que se aparte de mi la ira de Dios, gracias a ti; cálmalo con tus méritos y tus oraciones.
En el juicio de Dios responde por mí; toma mi causa frente a él y sé mi Abogada.

Gloria a ti, Reina de las vírgenes; condúcenos al reino de los cielos.


Oratio.

Salue præ clariſſima Virgo Maria, refugium peccatorum, aduocata pauperium, ſalus infirmorum, conſolatrix afflictorum; da, vt vnguentorum tuorum iucundiſſimus odor, currere me faciat poſt te, & cor meum erga te dulciter afficiatur, anima mea te amore diligat intimo, & lingua mea in laudibus tuis occupetur die ac nocte, ſine vllo faſtidio, ô beata Maria, Amen.

Oración.

Salve, resplandeciente Virgen María, refugio de los pecadores, abogada de los pobres, salvación de los enfermos y consuelo de los afligidos; haz que el agradable aroma de tus perfumes me haga correr hacia ti, que mi corazón se vea atraido hacia tu dulzura, que mi alma te ame con íntimo afecto y que mi lengua se ocupe en alabarte día y noche sin molestia alguna, ¡oh, Santa María! Amén.


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