17.9.14


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4. Ecos intrapsíquicos de un olvidado canto en la actualidad.

En su obra: Aión – Contribuciones al simbolismo del sí-mismo, Carl G. Jung († 1961) sostuvo sobre este acróstico oracular que “da más bien la impresión de que se lo haya construido artificialmente con el fin de explicar un término ikhthys ya existente y difundido”. Es decir, puso en duda la autenticidad del contenido escatológico desplegado por la sibila a partir de una simple palabra griega de simbolismo preexistente; lo cual es el parecer de muchos otros investigadores. Sin embargo, sus postreras preocupaciones universales no podrán eludir el compás de los lejanos ecos del cántico de aquella mujer, lo cual bien podría haberlo convertido en una suerte de bakíde moderno. En Aión, Jung realiza también varias menciones interesantes sobre la alegoría del pez según antiguos autores cristianos.

Veamos un fragmento de cuatro minutos del documental de 1986, Matter of Heart, en donde la analista Marie-Louis von Franz († 1998) recuerda parte de las preocupaciones finales que envolvieron a Jung –y a ella misma- con respecto al futuro de la humanidad.




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Ahora bien, después de haber hecho este recorrido, ¿dónde diríamos que están las sibilas cristianas hoy en día?... Dentro de nuestra actual sociedad desencantada, probablemente –contrastando lo dicho por Heráclito- la dimensión profética de las mujeres se esté viendo ofuscada por el fuerte entramado de tendencias festivas, estéticas y cosméticas que se extienden sobre el inestable suelo moral, lo cual no hace sino convertir a muchas de ellas en meras voces representativas, fugaces y alienadas, de nuestra propia vacuidad interior.

Como sea, si en algún recóndito lugar existe una auténtica heredera del espíritu de aquellas enigmáticas mujeres, su olvidada poesía merecería volver a escucharse entre todos los cristianos. Pues, tal como lo dice Agustín: Sybilla pertinet ad civitatem Dei, la sibila pertenece a la ciudad de Dios.

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5. El moderno registro sonoro de un mensaje de la antigüedad.

La edición del oráculo por parte de Agustín de Hipona posteriormente fue adaptada a la liturgia monástica bajo el título de Iudici signum, cuyo registro más antiguo proviene de un manuscrito del s. VIII-IX de Córdoba, España. Pero, en tanto drama litúrgico, el oráculo alcanzará a ser popular –incluso en nuestros días- gracias a su presentación en catalán acorde al registro musical del s. XV conocido como el Cant de la Sibil-la.

Para apreciar esta última versión, pueden buscar las obras del director Jordi Savall junto a la voz de Montserrat Figueras y el acompañamiento de La Capella Reial de Catalunya: el Cant de la Sibil-la (1988) y el Canto de la Sibila II (1996).

Aquí les dejo solo dos producciones breves que destacan de manera especial (la letra que acompaña los videos es incorrecta, por eso las situé adecuadamente aquí en el blog).

Esta primera, clásica e indiscutiblemente hermosa versión del 2006 proviene del álbum: Lux Feminae (900-1600), de Montserrat Figueras († 2011).



Iudicii signum tellus sudore madescet.

Et cælo Rex adveniet per sæcla futurus
Scilicet ut carne præsens ut iudicet orbem.

Reicient simulacra viri cunctam quoque gazam
Exuret terras ignis portumque polumque.

Inquirens tætri portas effringet Averni
Sanctorum sed enim cuncte lux libera carni.

Eripitur solis iubar et choris interit astris
Volvetur celum lunaris splendor obibit.

Et coram hic Domino reges sistentur ad unum
Reccidet e cælo ignisque et sulphuris amnis.



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El signo del juicio será la tierra humedecida de sudor.


Y el Rey del cielo vendrá para los siglos futuros,
su segura presencia será en la carne y juzgará al orbe.

Los hombres arrojarán las imágenes y también todas sus riquezas,
El fuego abrasará la tierra, las aguas y cielos.

Buscando golpear y quebrantar las puertas del Averno.
Los santos, liberados ya de la carne, serán solo luz.

El luminoso sol se oscurecerá y se apagará el coro de los astros.
El cielo se girará, el esplendor de la luna se agotará.

Y ante el Señor se presentarán al unísono los reyes. 
Del cielo fluirá y caerá fuego y azufre.

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Y esta otra versión neoclásica -más actual pero no menos atrapante- proviene del álbum Dies Irae (2011), del grupo italiano Atrium Animae.



Iudicii signum tellus sudore madescet.

Et cælo Rex adveniet per sæcula futurus
Scilicet ut carne præsens ut iudicet orbem.

Exuret terras ignis portumque polumque.
Inquirens tætri portas effringet Averni.

Eripitur solis iubar et choris interit astris
Volvetur celum lunaris splendor obibit.
Dejiciet colles, valles extollet ab imo.

Sed tuba tum sonitum tristem demittet ab alto
Orbe, gemens facinus miserum variosque labors:

Tartareumque chaos monstrabit terra dehiscens.
Reccidet e cælo ignisque et sulphuris amnis.

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El signo del juicio será la tierra humedecida de sudor.

Y el Rey del cielo vendrá para los siglos futuros,
su segura presencia será en la carne y juzgará al orbe.

El fuego abrasará la tierra, las aguas y cielos
buscando golpear y quebrantar las puertas del Averno

El luminoso sol se oscurecerá y se apagará el coro de los astros.
El cielo se girará, el esplendor de la luna se agotará;
se abatirán los collados, de lo profundo se elevarán los valles.

Y el triste sonido de una trompeta descenderá de lo alto,
[mientras] la tierra gime por las miserables acciones de los criminales.

El tártaro mostrará su caos con la tierra ya abierta.
Del cielo fluirá y caerá fuego y azufre.




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