Iam vero, ne longius protraham vos, ſeptem panes quibus reficiamini, iſti ſunt.
Primus panis, verbum Dei; in quo vita hominis eſt, ſicut
et ipſe teſtatur. Secundus panis, obedientia eſt; quoniam meus cibus eſt, inquit, ut
faciam voluntatem eius qui miſit me. Tertius
panis, meditatio ſancta, de qua ſcriptum eſt: Cogitatio
ſancta conſeruabit te; et æque
alio in loco nominari videtur panis vitæ et intellectus. Quartus panis, orantium
lacrymæ. Quintus vero, pœnitentiæ labor eſt. Nec miraberis, quod laborem aut lacrymas panem
dixerim, niſi forte excidit tibi
quod in Propheta legiſti: Cibabis
nos pane lacrymarum; et item in alio pſalmo: Labores, inquit, manuum
tuarum quia manducabis, beatus es et bene tibi erit. Sextus panis eſt iucunda unanimitas ſocialis; panis, inquam, ex diverſis granis confectus, fermentatuſque gratia Dei. Porro ſeptimus panis eſt euchariſtia;
quoniam panis, inquit, quem ego do, caro mea eſt pro mundi vita.
In Dominica
VI poſt Pentecoſten, Sermo I, ſancti Bernardi, abbatis Claræ-Vallenſis.
Busquen el séptimo pan.
Ahora,
en verdad, sin hacerlos esperar más, estos son los siete panes que nos
renuevan. El primer pan es la palabra de Dios, en donde está la vida del
hombre; tal como se evidencia en ella misma [1]. El segundo pan es la
obediencia, según se dice: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió”
[2]. El tercer pan es la sagrada meditación, de la que está escrito: “La santa
reflexión te sostendrá” [3]; y de similar manera, en otro lugar se lo llama
también pan de vida y de comprensión [4]. El cuarto pan son las lágrimas
de la oración. El quinto, en verdad, es la labor de penitencia. No te has de
sorprender porque tal labor y lágrimas se denominen pan; a menos que
hayas olvidado lo que leíste en el profeta: “Nos alimentas con pan de lágrimas”
[5]; y también lo que se dice en otro salmo: “Cuando comas de la labor de tus
manos, te sentirás dichoso y te irá bien” [6]. El sexto pan es el gozoso consenso social; se dice que este pan está compuesto de diversos granos y que su
fermento es la gracia de Dios [7]. Luego, el séptimo pan es la eucaristía, de
la que se dice: “El pan que doy por la vida del mundo, es mi carne” [8].
Sermón I del sexto domingo después de Pentecostés, de san Bernardo, abad de Claraval.
Sermón I del sexto domingo después de Pentecostés, de san Bernardo, abad de Claraval.
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