El siguiente texto proviene de la traducción realizada por Tim Vivian en Histories of the Monks of Upper Egypt & the Life of Onnophrius
(1993). Vivan basa su traducción en los textos coptos publicados por E.A.
Wallis Budge entre 1914 y 1915, más específicamente en: Histories of the Monks of the Upper Egyptian Desert by Paphnutius,
vol. V, pt. 1, pp. 432-495. A partir de ellos, y para suplir sus varias lagunas
y mejorar la traducción, Vivian se vale no solo del manuscrito hallado en la
British Library: Oriental 7029, sino también en fragmentos de la historia
hallados en otros manuscritos de la misma biblioteca: Oriental 7558 (89, 93 y
159).
Los sucesos que a
continuación se narran tuvieron lugar a
fines del s. IV en la zona del Alto Egipto, en el extremo sur de esta región,
en los alrededores de Asuán y la Isla de Filae.
...
Pafnucio visita a Pseleusio y a los hermanos [1]
1. / […][2] y el servicio [3] que te hemos confiado a ti. ¡Bienaventurados
nosotros! Nuestra tierra se ha hecho digna de tus benditos pasos. El salmista
David ha dicho con toda razón: ¡Cuán amables son tus moradas! [Sal. 83:1]; y también: Bienaventurados son a causa de sus padres.
Es el Señor quien [habla], pues […] con gran [¿temor?] y alegría [4]. Y
recuerdo lo que el Señor ha dicho en el evangelio: Cuando entren a una casa, digan primero: ‘Que la paz esté en esta casa’.
Si allí hay hijos de la paz, que la paz de ustedes se pose sobre ella; si no,
que la paz [regrese] a ustedes [Mt. 10:12-13]. Cuando vi que ellos eran
hijos de la paz, dejé que mi paz se posara sobre ellos, según la palabra del
maestro de todos nosotros: Cristo Jesús, nuestro Señor.
2. Luego, cuando llegó el momento celebramos la eucaristía [5]. Se preparó
una mesa para nosotros y oramos. Y comimos [y bebimos…] / comimos con estos
santos de Dios, tal como lo hizo el siervo de Abraham, quien alegremente fue
[admitido] y todos sus deseos se vieron satisfechos [Gn. 24.33, 54]. Y
[también] glorifiqué a Dios porque no dejó que […] a aquel que lo busca. Tal
como está escrito: Aquel que […] a las
personas, realiza la adoración a Dios [6]. Luego de encender las lámparas,
completamos nuestra oración, rezando y hablando [sobre] la palabra de Dios y
sobre las sagradas enseñanzas.
3. Luego pude hablar con el venerable anciano, Abba Pseleusio, sobre
cierto maestro, un buen hermano con quien
<él> [7] había vivido: Abba Zebulón. Se trataba de un hombre de
cuya compañía podías beneficiarte, y nosotros nos beneficiamos grandemente de
él. Y el anciano me dijo: ‘Yo mismo he obtenido beneficios de él de esta
manera: me he visto favorecido por su humildad y su silencio. Él se rehusaba a [resolver]
mediante palabras cualquier tema, fuese cual fuese. Sin importar si la persona
que hablaba con él carecía de importancia o si era alguien grandioso, él siempre
respondía: [No lo] sé’.
La historia de Abba Pseleusio.
La historia de Abba Pseleusio.
4. Y le dije: ‘¿Cómo [es que puedes hablar] de esta manera [y] / actuar de
esta forma?’. Y el anciano [me] respondió: Escúchame y te lo diré [a ti].
Cuando era joven, Pseleusio tomó una esposa y logró progresar mucho en todos sus
trabajos. Era alguien célibe desde su infancia y rehuía a todo intercambio con
las mujeres, pues tenía temor de lo que está escrito: Quien mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en
su corazón [Mt. 5:28; Stg. 1:15]. Él se encontraba caminando con toda humildad
y tuvo la siguiente visión. Mientras pensaba, vio a un glorioso hombre parado
delante de él que le dijo: ‘Nadie puede
servir a dos señores, pues amará a uno y odiará al otro [Mt. 6:24; Lc.
16:13]. Y esta es exactamente tu situación, Pseleusio, hermano mío. Pones
empeño en las buenas obras, tal como lo ha escrito el apóstol: Aquel que es un soldado no se enreda en
[asuntos civiles, pues su objetivo es satisfacer] / a aquel que lo ha alistado.
Y todavía más, si uno compite como
atleta, no recibe la corona a menos que compita según las reglas [2 Tim.
2:4-5]. Tú serás victorioso tanto en la derecha como en la izquierda’. Y
súbitamente aquel que estaba hablando con él desapareció y no lo vio más.
5. Cerca de él vivía un anciano conocedor de las escrituras. Pseleusio con
frecuencia acudía a él y aprendía sobre los pasajes de la escritura leídos en
la iglesia (era alguien que amaba mucho a los pobres). Más aun, con frecuencia Pseleusio
le revelaba sus pensamientos y aquel satisfacía su corazón con las sagradas
escrituras. Cuando amaneció, fue hacia el anciano y le contó la visión que
había tenido, y le preguntó sobre lo que podía significar. El anciano le dijo: ‘Abandona
todo lo que tienes, toma tu cruz, sigue a tu Señor y deja que los muertos
entierren a sus muertos […] [Cf. Mt. 8:22] / vano. ¿Acaso no has escuchado
lo que el Señor dice en los evangelios?: Todo
aquel que pone sus manos en el arado y luego se vuelve no alcanza el reino de
los cielos [Cf. Lc. 9:62]. Ahora bien, esta frase: se vuelve, significa la atención a este mundo frívolo y a sus
preocupaciones terrenales, algo que no reconocemos [8]. Ahora, mi querido
hermano, debido a que tu conocimiento y tu visita me son de beneficio, no
quisiera que te vayas y me dejes. Sin embargo, quisiera que acudas al llamado
al que has sido llamado. Levántate y ve hacia los hermanos, ellos te revestirán
con el hábito del monje y te dirán lo que es apropiado que realices’.
Pseleusio se encuentra con Juan.
Pseleusio se encuentra con Juan.
6. Y fue así como Pseleusio partió, según le había dicho el anciano. Se
fue hacia los hermanos, a un lugar llamado [… y se encontró con un monje cuyo]
nombre [era Juan…] / y muy educado. Su rostro era bastante pálido [9] y todo su
cuerpo lo era aún más debido a su ascetismo. Tal como está escrito: Las alas de una paloma palidecen como plata,
y el contorno de su cuello es verdoso como el oro [Sal. 68:13]. Y él habla
de esta manera porque cuando el anciano levantaba sus brazos, éstos eran como
las alas de una paloma, según lo describe la escritura. El anciano se asemejaba
al brillo de la plata debido a la pureza de sus oraciones; y al pálido verde del
oro debido a su palidez por el ascetismo. Tal como está escrito: Bienaventurados los puros de corazón, porque
son ellos quienes verán a Dios [Mt. 5:8]. Era alguien que se esforzaba en
el sufrimiento. Con frecuencia pasaba la noche en vigilia y solía comer plantas
silvestres como Juan el Bautista, de quien se dice: [Su alimento eran langostas] y
miel silvestre […] [Mt. 3:4] / a causa de la pureza de su corazón y de la pureza
de su cuerpo.
Pseleusio cuenta la historia de Juan.
Pseleusio cuenta la historia de Juan.
7. El venerable Abba Pseleusio dijo que Juan con frecuencia percibía
numerosas revelaciones y que toda palabra que profiriese se hacía realidad.
Tenía visiones como Daniel, el vidente. Abba Pseleusio también dijo: Entonces,
cuando llegué a él, a Juan -de quien he hablado y de quien digo estas cosas-,
me recibió con gran hospitalidad. No vi nada en su morada, excepto tres
porciones de pan. Y estaban ahí solo para los extraños que pasaran por allí, aunque
no se diría que: ‘El anciano no come pan’.
8. Luego de haber estado con él por un momento, le supliqué que me
revistiera con el hábito monástico [… y me enseñe] / las reglas monásticas. Y
me dijo: ‘Mi hermano Pseleusio, está escrito: Tus palabras, Señor, son más dulces a mi paladar que la miel sobre mi
boca [Sal. 119:103]. Puesto que me has preguntado sobre las enseñanzas,
hijo mío, muestra propiedad ante los forasteros y sé condimentado con la sal;
tal como el Señor les dice a sus apóstoles en el evangelio: Ustedes son la sal de la tierra [Mt.
5:13]. Sé amable y sincero en tu corazón, como dice nuestro Señor: Miren que los envío como ovejas en medio de
lobos. Por eso, sean sabios como serpientes e inofensivos como palomas [Mt.
10:16]. Les dice como ovejas, pues debido
a la falta de cuidado de éstas, él no confiaba lo suficiente en las ovejas para
hacerlas caminar en […] sus corazones, debido a las seducciones de los demonios
[…] / destrucción, ni a entregarnos a la comida, la bebida y el placer, pues
nuestro adversario, el demonio, camina poniendo trampas a las personas,
rugiendo como un león y buscando devorar nuestras almas’ [Cf. 1 P. 5:8].
9. Mientras estuve algunos días con él, me [dijo] estas palabras y otras
similares. Le supliqué que me llevase a un lugar para mí, y me trajo hasta aquí.
Y se quedó conmigo [10] algunos días, hasta haberme enseñado a valerme por mí
mismo en el desierto, dándome algunos preceptos e instrucciones para resistir
los pensamientos de los demonios y para poder sostener el duro combate contra
ellos.
10. Me dejó solo y estuve así hasta que vino mi hermano Zebulón. Entonces
él me dijo: ‘Te suplico, padre mío, Pseleusio, ya que existe […]’ / El anciano [Juan]
respondió y me dijo: ‘Puesto que lo has pedido te lo diré y no me guardaré nada
ante ti. Más aún, el Espíritu Santo te revelará las cosas que te están ocultas estando
frente a mí’. Y le dije: ‘Por favor, padre mío, no pases por alto a tu siervo’.
Y me respondió diciéndome: ‘Puesto que lo has pedido, te lo diré’.
La historia de cómo Juan se encontró con dos eremitas.
La historia de cómo Juan se encontró con dos eremitas.
11. Abba Juan dijo: Cierta vez me adentré bastante en el desierto. Después
de viajar durante casi dos días, encontré unas pocas palmeras y dátiles en un
pequeño valle; había una fuente de agua y algunas plantas que la rodeaban. Me
senté junto a la fuente para descansar un poco, agotado por mi travesía, y me
dije: ‘Me pregunto si habrá algún hermano por aquí’. Y mientras estaba pensando
esto, levanté la vista y vi [dos] hombres [… yo] [los llamé…] / palmeras, y me
trajeron un poco de agua para beber. Quise quedarme con ellos allí, pero
recordé a mi hermano Zebulón. No podía permanecer sin él, como lo dice el
apóstol: Aun cuando se me abrió una gran
puerta [por el Señor], mi espíritu no podía descansar estando <sin> mi
hermano Tito. [2 Cor. 2:12-13] Y también se dice: Fui yo quien plantó, fue Apolo quien regó y fue Dios quien concedió el
crecimiento [1 Cor. 3:6]. Y les
dije: ‘¿Cómo es que han llegado a este lugar y qué es lo que encuentran para
comer? ¿Cuáles son sus nombres y de dónde provienen? ¿Cómo hacen para
participar de la eucaristía mientras están aquí?’.
La historia de los dos eremitas.
12. Y ellos dijeron: Somos ciudadanos de Asuán, en donde estuvimos viviendo
desde que nacimos. Es más, ya entonces éramos amigos: íbamos juntos a la
iglesia a la mañana y al atardecer, y escuchábamos la lectura de las sagradas
escrituras; y la lectura del evangelio que dice: Quien ama a su padre o a su madre más que a mí / no es digno de mí [Mt.
10:37]. Y también: El que no toma su cruz
y me sigue no es digno de mí [Mt. 10:38].
13. Cuando escuchamos esas palabras de vida de labios de nuestro Señor y
salvador, Jesucristo, quien ama a la humanidad; y cuando escuchamos otras
palabras similares a esas [11], como: Quien
ama [su] vida la perderá; y quien [pierda] su vida por mí la encontrará
[Cf. Jn. 12:25; Mt. 10:39] Y también: Si una persona gana el mundo pero pierde su
vida, [¿de qué le serviría?]; ¿qué daría una persona a cambio de su vida? [Mt.
16:26]; en ese entonces nuestros corazones se correspondieron, pues la palabra
de Dios nos resultaba más dulce que la miel en su panal. Y entonces acordamos
abandonar algún día la ciudad. Y esperamos algunos días, mientras pensábamos:
‘Quizás los demonios están tentándonos’. Pero al darnos cuenta de la buena
intención que nos animaba a no relegar nuestro plan, distribuimos nuestras
abundantes pertenencias entre los necesitados y adquirimos una pequeña balsa. Y
llegamos a una comunidad monástica [12], a un lugar llamado ‘el ángulo’.
14. En ese lugar fuimos capaces de vivir junto a los venerables hermanos
debido a que, por la gracia de Dios, era un tiempo de gran plenitud. Conocimos
a un anciano de nombre Zaqueo, quien había envejecido viviendo como anacoreta.
Era un gran asceta. Y había otros dos hermanos que vivían cerca de él, que eran
sus discípulos. El nombre de uno de ellos era Serapamón, y el nombre del otro
era Mateo. Los dos eran muy avanzados como atletas espirituales, agradecían a
Dios y obedecían al anciano, Abba Zaqueo, en todo lo que les decía.
Las prácticas acéticas de Serapamón y Mateo.
Las prácticas acéticas de Serapamón y Mateo.
15. [Ahora bien], Serapamón atendía una práctica de caridad que consistía
en lo siguiente: toda vez que una persona venía a comprarle alguna artesanía, él
primero reunía a los hermanos y les decía: ‘Aquel que tenga alguna artesanía
lista, tráigamela [y yo le] pagaré lo que cueste’. Entonces él […] la artesanía
y con mucho afán […] la artesanía […] / se acercaba a él, y él lo sabía, pues
se la quitaba a la fuerza y le daba la suya. Es más, le gustaba más perder que
ganar, y la vergüenza más que el honor. Y mantuvo esta práctica de caridad
hasta el día de su perfección.
16. Y también Mateo atendía esta práctica ascética [13]. Nunca se le pudo
persuadir de decir algo sobre la escritura. Si alguien le preguntaba respecto a
alguna lección sobre la misma, él le respondía de esta manera: ‘Perdóname, pero
no lo entiendo’; lo decía aún cuando era muy versado y había sido instruido en
los textos de las sagradas escrituras [14]. Y de esa manera se fue a su
descanso, el décimo quinto día de paope
[15].
Las prácticas ascéticas de Abba Zaqueo.
Las prácticas ascéticas de Abba Zaqueo.
17. Y respecto al anciano de quien ya hemos hablado, esto es, de Abba
Zaqueo, fue él quien nos enseñó cómo vivir en el [desierto] y fue él quien nos
revistió con [el] hábito monástico. El anciano también nos habló de las
virtudes [16] [de] los santos del desierto, quienes celosamente buscaban no ver
a nadie. Fue él quien [nos dio las reglas] para llevar una estricta práctica
ascética […] y nos dio un mandato, diciendo: ‘¡Cuiden sus almas!’ […] / Él era
muy adelantado en una muy estricta forma de vida [17] a pesar de su avanzada
edad. Toda su vida había sido célibe, rehuía a todo intercambio con las mujeres
y a toda conversación.
Abba Zaqueo interpreta las sagradas escrituras.
Abba Zaqueo interpreta las sagradas escrituras.
18. Abba Zaqueo gustaba más de las lágrimas que de las risas, y no paraba
de llorar durante el día o en la noche. Por eso le dijimos: ‘Padre mío, ¿por
qué lloras de esta manera?’
19. Él entonces dijo: ‘Es bueno que uno realice todos sus actos de renuncia,
y que no deje de realizarlos durante el día o en la noche, mientras llora por
sus pecados. Tal como está escrito: Bienaventurados
los que se lamentan, porque ellos serán consolados [Mt. 5:4]. Si aceptas
este pasaje con el corazón hallarás alivio para tus sufrimientos. Pues es
correcto que todas las personas mantengan delante de sí estas tres /
cosas; es decir, su separación del
cuerpo, atentos a nuestra sentencia en el grandioso y temible día del juicio. Porque
de seguro han escuchado del admirable Moisés, sobre cómo mantuvo sus dos brazos
levantados y pudo superar a Amalek; y sobre cómo, cuando los bajó, dejó que
Amalek derrotara a / [los israelitas] y los dominara. Pues las sagradas
escrituras dicen que Aarón levantaba el brazo derecho de Moisés, y que Hur lo
hacía con la izquierda [Éx. 17:11-13]. Y de esa manera, por su acto coordinado
y conjunto, elevando los brazos de Moisés, Amalek fue derrotado. Las sagradas
escrituras dicen también: Y Aarón levantó
sus brazos hasta el atardecer [Éx. 17:12];
es decir, se mantuvo así durante todo el día.
20. De igual manera sucede con la humanidad. Toda persona que eleve sus
brazos bajo la forma de la cruz de Cristo derrota a todos sus enemigos; tal
como lo hizo Moisés, quien derrotó a Amalek levantando sus brazos. En cuanto a
Aarón, la escritura lo asemeja al lugar descanso que está en el cielo, al
regocijo que se halla en la Jerusalén celestial y al trono y los atuendos que
serán entregados a los santos. Tal como está escrito: Me has quitado el sayal y me has revestido de alegría [Sal. 30:11].
Y también: <Él> será digno de ser
compañero de los primogénitos, cuyos nombres están escritos en el cielo y en
el / paraíso del este. Ni el ojo ha
visto ni el oído ha escuchado, ni tampoco ha alcanzado al corazón del hombre,
lo que Dios ha preparado para aquellos que lo aman [Cf. Hb. 12:22-23; I
Cor. 2:9; Is. 64:4].
21. A Hur, por otro lado, la escritura lo asemeja a los juicios, al gusano
que nunca duerme y al torrente de lágrimas, al rechinar de dientes y a las
tinieblas del exterior, al abismo insondable y al río de fuego que fluye
temiblemente [Cf. Mt. 8:12; Mc. 9:48]. Por eso, cuando uno recuerda estas cosas
en su corazón toda vez que se dedica a rezar, su petición avanza hacia el trono
de Dios; y todo lo que le pide a Dios le será concedido. Tal como está escrito:
La petición [de] la persona justa tiene
un gran poder y efecto [Stg. 5:16] y logra derrotar al furtivo Amalek y a
su poder.
22. Y lo segundo por lo que uno reza es por el gozo y por el llanto. Por el
gozo, debido al llanto que acompaña al recuerdo del lugar de descanso en el
cielo; por el llanto, debido al recuerdo de los castigos en el infierno [copto:
Amente] / [Hermanos míos, hijos míos,] es bueno que [todas] las personas
pongan delante de sí el recuerdo de estas dos cosas: del gozo y del
sufrimiento. De esta manera, luego que hayamos sufrido un poco en esta vida,
podremos descansar’.
Abba Zaqueo instruye a los dos eremitas.
23. Y luego de haber
escuchado estas cosas del venerable anciano, Abba Zaqueo, nos llenamos [de]
alegría y le dijimos: ‘Muéstranos tu misericordia y llévanos a vivir en donde tú
sabes que seremos salvados’. Y de esa manera nos dio pan y dos libros. Y viajó
con <nosotros> [18] hasta traernos a este lugar. Él permaneció con
nosotros unos días hasta que aprendimos cómo vivir en el desierto. Nos dio
órdenes y reglas estrictas sobre las vigilias nocturnas y sobre un responsable
acto en el comer y el beber. Nos enseñó sobre la manera en que los demonios
tientan a las personas bajo diversos disfraces. Tal como está escrito por el
apóstol: Nuestra lucha no es contra la
carne y la sangre sino contra los principados, contra los poderes, contra / los
espíritus del mal debajo de los cielos [Ef. 6:12], pues en la noche los
demonios luchan desnudos entre sí. Y nos dio unas reglas respecto a ciertos
hermanos; si se acercaban a nosotros tendríamos que pelear contra ellos.
La muerte de Abba Zaqueo.
La muerte de Abba Zaqueo.
24. Y de esa manera
nos dejó, y se fue a su descanso el décimo primer día de thoth [19]. Y hemos permanecido aquí desde entonces, venerable
padre. Nuestro alimento han sido los dátiles de estas palmeras, y vamos al
monasterio [29] para participar de la eucaristía con los hermanos en sabbath y en el día del Señor. Y ya te
hemos contado sobre nuestro retiro del mundo. De tu parte, haznos el favor de
rezar por nosotros, venerable padre nuestro.
La muerte de los dos eremitas: Aniano y Pablo.
La muerte de los dos eremitas: Aniano y Pablo.
25. Luego los dejé y me fui a vivir en mi propia morada. El nombre de uno
de ellos era Aniano, y el nombre del otro era Pablo. A los pocos días
escuchamos de un hermano que los visitaba con frecuencia. Y cuando le preguntamos
sobre ellos, nos dijo que ambos se habían ido a su descanso. Aniano en el
vigésimo día de paope, y Pablo en el
tercero [21]. Cuando nuestro hermano Banufiel supo de esto, fue a buscar sus
cuerpos y los enterró en un lugar próximo a él.
...
...
1. La división de los
párrafos y los títulos de las secciones son obra de Tim Vivian, aunque en parte
los he modificado ligeramente. Y he
agregado, además, algunas aclaraciones a sus notas a pie de página.
2. La primera o dos
primeras páginas se han perdido.
3. Del griego: diakonía: servir, ministrar, atender un
deber.
4. El texto copto de
esta oración es muy incierto.
5. Del griego: synaxis: reunirse, juntarse, conformar
una asamblea. En el contexto copto la palabra hace referencia, principalmente,
al oficio divino realizado por una comunidad de monjes; al igual que a la regla
de oración individual seguida por los solitarios.
6. Esta parte es
incierta, al igual que la escritura que cita.
7. Original: tú.
8. La cita de Lucas
dice “mira hacia atrás”, pero el texto copto indica “se vuelve/ regresa”.
9. Literalmente: verde; nótese el contexto.
10. El original dice: con nosotros.
11. El original dice: ésta - él.
12. En el original: oros, montaña, colina; pues las
comunidades monásticas solían erigirse al pie de las montañas.
13. Del griego: politeia, ciudadanía, deberes y derechos
de un ciudadano. Aquí refiere a la forma de vida religiosa, a la práctica
ascética.
14. Hay un juego de
palabras en copto: versado se dice sah; y textos es shai.
15. Según el calendario copto, se corresponde con
el 22 de junio.
16. Del griego: areté, virtudes, talentos, excelencia.
17. Del griego: politeia.
18. Original: ellos.
19. Se corresponde al 21 de septiembre.
20. Del griego: oro, montaña.
21. Se corresponde con
el 13 de octubre.
...