29.11.14




Te deum Mariae.

Te Matrem laudamus, te Virginem confitemur;
te æterni Patris, Stella Maris, splendor illuminat.
Tibi omnes angeli, tibi cœli et universe potestates,
tibi cherubin et seraphin humili nobiscum voce proclamant:

Virgo, Virgo, Virgo virginum sine exemplo,
ante partum et in partu et post partum.

Te Gloriosa apostoli praedicant; te prophetarum, Virgo, canunt lineæ;
te martyres sui Domini Matrem testantur.
Te per orbem terrarum sancta confitetur Ecclesia, Matrem immensæ maiestatis,
venerandam Dei Sponsam maritique nesciam,
sancto solam gravidam Spiritu.

Tu es Regina Cœli, tu mundi totius es Domina.
Tu ad liberandum hominem perditum carne vestisti Altissimi Filium,
tu devicto mortis aculeo protulisti clarissimo vitam ex utero;
tu ad dexteram Patris sedentis Filii es Mater,
iudex vivorum qui est et mortuorum.

Te ergo quaesumus, Christi famulis subveni
pretioso tui ventris germine redemptis,
æterna fac cum sanctis tuis gloria munerari.
Salvum fac populum tuum, Domina, Christi per te hereditatem suam;
et rege eos et extolle illos usque in æternum.

Per singulos dies benedicimus te
et laudamus nomen Altissimi, qui te fecit Altissimum.
Dignare omni laude dignissima ab indignissimis laudari,
miserere nostri, Domina Mater misericordiæ.
Fiat misericordia Filii tui, Domina,
super nos ope tua, qui clamamus illi;
in te Domina speravi et non confundar in æternum.

...


Te alabamos, María.

A ti, Madre, te alabamos; a ti, Virgen, te confesamos
A ti, Estrella del Mar, te ilumina el esplendor del Padre.
A ti, todos los ángeles; a ti, las potestades del cielo y del universo;
a ti, los querubines y serafines, junto a nuestra humilde voz, proclaman:

Virgen, Virgen, Virgen de las vírgenes y sin igual:
antes del parto, durante el parto y después del parto.

A ti, Gloriosa, los apóstoles te pregonan; los profetas, Virgen, te cantan a coro;
y los mártires como su Señora Madre te testifican.
A ti, por todo el orbe, la santa Iglesia te aclama como Madre de inmensa majestad,
venerando a la Esposa de Dios que no conoció otro consorte,
embarazada solo por el Espíritu [Santo].

Tú eres la Reino del Cielo, tú eres Señora de todo el mundo.
Tú, para liberar al hombre perdido, revestiste con la carne al Hijo del Altísimo;
tú has vencido a la muerte al golpearla con la resplandeciente vida de tu vientre;
tú eres la Madre del Hijo sentado a la diestra del Padre,
de aquel que es el juez de los vivos y de los muertos.

A ti, por eso, los siervos de Cristo rogamos
que la preciosa semilla de tu vientre nos redima,
que en la eterna gloria nos presente junto a tus santos.
Salva a tu pueblo, Señora, a la herencia de Cristo  que es para ti;
gobiérnalo y elévalo continuamente a la eternidad.

Todos los días te bendecimos
y alabamos el nombre del Altísimo que te hizo Altísima.
Digna de toda alabanza excelsamente digna de los muy indignos que te alabamos,
ten piedad de nosotros, Señora, Madre de misericordia.
Haz que la compasión de tu Hijo, Señora,
permita que ayudes a quienes clamamos a él.
En ti esperamos, Señora, no nos confundimos frente a la eternidad. 

...


Fuente: Manuscrito de Maguncia (Alemania), Aug. N° 438, Bl. 68, s. XIV.


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