27.12.14





Psalterivm B. Mariæ Virginis,
a s. Bonaventura editvm.

Monachii,
apud Melchiorem Segen.
MDCXLII.


Salterio de la B. Virgen María
según la edición de san Buenaventura.

Múnich,
bajo [la editorial de] Melchor Segen.
1642.


DIE DOMINICA.

Ad matvtinas.

Antiphona.

Sub tuum preſidium confugimus Dei Genitrix, noſtras deprecationes ne deſpicias in neceſſitatibus, ſed a periculis cunctis libera nos ſemper Virgo benedicta. Amen.

V. Domina labia mea aperies.
R. Et os meum annuntiabit laudem tuam.
V. Domina in adiutorium meum intende.
R. Domina ad adiuuandum me feſtina.

Gloria tibi ſit orphanorum Mater: fac nobis gratus ſit omnipotens Pater. Amen.


DÍA DOMINGO.

En maitines.

Antífona.

Bajo tu amparo nos refugiamos Madre de Dios, no desprecies nuestras súplicas frente a las necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, Virgen bendita. Amén.

V. Señora, abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
V. Señora, ven en mi ayuda.
R. Señora, date prisa en ayudarme.

Gloria a ti, Madre de los huérfanos; haz que seamos gratos al Padre omnipotente. Amén.



Pſalmus 1.

Beatus vir qui diligit nomē tuum Virgo Maria: gratia tua animam eius confortabit.
Tanquam lignum aquarum fontibus irrigatum: vberrimos iuſtitiæ fructus propagabit.
Benedicta tu inter mulieres: propter humilitatem et credulitatem cordis tui.
Vniuerſas enim feminas vincis pulchritudine carnis: ſuperas Angelos & Archangelos excellentia ſanctitatis.
Misericordia, & gratia vbique prædicantur: Deus operibus manuum tuarum benedixit.

Salmo 1.

Bendito el hombre que ama tu nombre, Virgen María, pues tu gracia fortalecerá a su alma.
Al igual que un bosque irrigado por las fuentes de agua, tú aumentarás [en él] el valioso fruto de la justicia.
Bendita tú eres entre las mujeres a causa de la humildad y confianza de tu corazón.
La belleza de tu cuerpo vence al de las mujeres del universo, y la excelencia de tu santidad supera a la de los ángeles y arcángeles.
Tu misericordia y tu gracia son predicadas en todas partes; Dios ha bendecido la obra de tus manos.



Pſalmus 2.

Qvare fremuerunt inimici noſtri: & aduerſum nos meditate ſunt inania?
Protegat nos dextera tua Mater Dei: vt acies terribilis confundens ac deſtruens eos.
Venite ad eam omnes qui laboratis & tribulati eſtis: & refrigerium dabit animabus veſtries.
Accedite ad eam in tentationibus veſtries: & ſtabiliet vos ſerenitas vultus eius.
Benedicite illam in toto corde veſtro: misericordia enim illius plena eſt omnis terra.

Salmo 2.

¿Por qué nuestros furiosos enemigos y adversarios cavilan contra nosotros de manera tan inútil?
Que tu diestra nos proteja, Madre de Dios; y como un ejército terrible, confúndelos y destrúyelos.
Vengan a ella, todos los que trabajan y están afligidos, y ella aliviará sus almas.
Bendíganla con todo su corazón, pues de su misericordia está llena toda la tierra.


Pſalmus 3.

Domina quid multiplicati ſunt qui tribulant me? In tempeſtate tua perſequeris & diſſipabis eos.
Diſſolue colligationes impietatis noſtræ: tolle faſciculos peccatorum noſtrorum.
Miſerere mei Domina, & ſana infirmitatem meam: tolle dolorem & anguſtiam cordis mei.
Ne tradas me in manibus inimicorum meorum: & in die mortis meæ conforta animam meam.
Deduc me ad portum ſalutis: & ſpiritum meum redde creatori ſuo.

Gloria tibi ſit orphanorum Mater: fac nobis gratus ſit omnipotens Pater.

Salmo 3.

Señora, ¿por qué se multiplican los que me atormentan? Tú los perseguirás durante la tempestad y los disiparás.
Disuelve las ataduras de nuestra impiedad, retira el peso de nuestros pecados.
Ten piedad de mí, Señora, y sana mi enfermedad; retira el dolor y la angustia de mi corazón.
No me entregues a manos de mis enemigos y el día de mi muerte fortalece a mi alma.
Condúceme al puerto de la salvación y regresa mi espíritu a su Creador.

Gloria a ti, Madre de los huérfanos; haz que seamos gratos al Padre omnipotente.



Canticvm.

Te Matrem Dei laudamus: te Mariam Virginem profitemur.
Te æterni Patris ſponſam: omnis terra veneratur.
Tibi omnes Angeli & Archangeli: tibi omnes Principatus humiliter ſeruiunt.
Tibi omnes poteſtates & ſupernæ Virtutes cæli cœlorum, & vniuerſæ dominationes obediunt.
Tibi omnes Throni, tibi Cherubim & Seraphim: exultantes aſſistunt.
Tibi omnes Angelicæ creature: inceſſabili voce proclamant.

Sancta, sancta, sancta, Maria Dei genitrix, Mater & Virgo.

Pleni ſunt cæli & terra: maieſtatis gloriæ fructus ventris tui.
Te glorioſus Apoſtolorum Chorus: ſui Creatoris Matrem collaudat.
Te Martyrum cœtus candidatus: Chriſti Genitricem glorificat.
Te glorioſus Confeſſorum exercitus: Trinitatis templum apellat.
Te amabilis Chorus virginum: ſuæ virginitatis exemplum prædicat.
Te tota cæleſtis curia: Cælorum Reginam honorat.
Te per vniuerſum orbem: Ecclesia ſancta inuocando concelebrat.
Matrem: diuinæ Maieſtatis.
Venerandam te veram Regis cæleſtis Puerperam.
Sanctam quoque: dulcem & piam.
Tu Angelorum Domina.
Tu Paradiſi Ianua.
Tu Scala Regni Cæleſtis.
Tu Regis Gloriæ Thalamus.
Tu Arca Pietatis & Gratiæ.
Tu Vena Miſericordiæ.
Tu Refugium Peccatoris.
Tu es Mater Saluatoris.
Tu ad liberandum exulem hominem: Filium Dei ſuſcepiſti vterum.
Per te expugnato hoſte antiquo: ſunt aperta fidelibus regna cælorum.
Tu cum Filio tuo ſedes: ad dexteram Patris.
Tu ipſum pro nobis roga Virgo Maria: quem ad nos iudicandum credimus esse venturum.
Te ergo poscimus nobis famulis tui ſubueni: qui pretioso ſanguine Filij tui ſumus redempti. 
Æterna fac Virgo ſerena: cum ſeruis tuis in gloria præmiari.
Salum fac populum tuum Domina: vt ſimus participes hereditatis tuæ.
Et rege nos & extolle nos: vſque in æternum.
Perſingulos dies: ô pia te ſalutamos.
Et laudare te cupimus in æternum: deuota mente & voce.
Dignare dulcis Maria: nunc & ſemper nos ſine delicto cōſeruare.
Miſerere nobis pia: miſerere nobis.
Fiat miſericordia tua magna nobiſcum: quia in te dulcis Maria confidimus.
In te clementiſſima Domina ſperamus: defende nos in æternum, Amen.

Te decet laus, te decet imperium: tibi virtus & gloria in ſæcula ſæculorum, Amen.


Cántico.

Te alabamos como Madre de Dios, te confesamos como María Virgen.
Tú eres la eterna Esposa del Padre, toda la tierra te venera.
A ti, todos los ángeles y arcángeles, y todos los principados, te sirven humildemente.
A ti, todas las potestades y las elevadas virtudes del cielo de los cielos, y también las dominaciones, te obedecen.
A ti, todos los tronos, los querubines y serafines, te asisten exultantes.
A ti, todas las criaturas angélicas, con voz incesante proclaman:

Santa, santa, santa, María, Madre de Dios, Madre y Virgen.

Los cielos y la tierra están llenos de la majestuosa gloria del fruto de tu vientre.
El glorioso coro de los apóstoles te alaba como la Madre del Creador.
La resplandeciente multitud de mártires te glorifica como Madre de Cristo.
El glorioso ejército de confesores te nombra como Templo de la Trinidad.
El agradable coro de las vírgenes aclama el ejemplo de tu virginidad.
A ti, toda la corte celestial te honra como Reina de los Cielos.
A ti, la santa Iglesia te invoca y te celebra en todo el orbe.
Madre de divina majestad.
A ti te veneran como Puérpera del Rey celeste.
Eres santa, dulce y piadosa.
Tú eres la Señora de los Ángeles.
Tú eres la Puerta del Paraíso.
Tú eres la Escala al Reino Celestial.
Tú eres el Tálamo del Rey de la Gloria.
Tú eres el Arca de la Piedad y de la Gracia.
Tú eres la Fuente de la Misericordia.
Tú eres el Refugio de los Pecadores.
Tú eres la Madre del Salvador.
Tú, para liberar al hombre desterrado, concebiste al Hijo de Dios en tu vientre.
Tú subyugas al antiguo enemigo y abres el reino de los cielos a los fieles.
Tú estás junto al Hijo a la diestra del Padre.
Tú, Virgen María, ruega por nosotros ante quien creemos que vendrá para juzgarnos.
A ti, por lo tanto, hemos venido tus siervos para pedirte; somos quienes hemos sido redimidos por la preciosa sangre de tu Hijo.
Haz, Virgen pura, que seamos recompensados junto a tus siervos en la gloria eterna.
Salva a tu pueblo, Señora, para que seamos partícipes de tu herencia.
Rígenos y elévanos hacia la eternidad.
Todos los días, ¡Oh, Piadosa!, te saludamos.
Y a ti queremos alabarte en la eternidad con una mente y voz devotas.
Dígnate, dulce María, a preservarnos hoy y siempre de toda falta.
Ten misericordia de nosotros, Piadosa, ten misericordia de nosotros.
Que tu grandiosa misericordia llegue a nosotros, pues en ti, dulce María, confiamos.
En ti, muy clemente Señora, esperamos; defiéndenos en la eternidad. Amén.

A ti sea la alabanza, para ti sea el imperio, a ti la virtud y la gloria, por los siglos de los siglos. Amén.


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