30.11.13




Nuevas formas de vida consagrada.

por Mary Charlotte Chandler, r.s.c.j., Ph.D.

- 2007 -

La autora es directora del Center for the Study of Religious Life, concede seminarios sobre el futuro de la vida religiosa y organiza foros interdisciplinarios para líderes de institutos religiosos.
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Durante los últimos sesenta años se han dado cambios importantes en la vida consagrada dentro de la Iglesia Católica. La vida religiosa, que alguna vez fuera sinónimo de vida consagrada, hoy es solo una de las varias formas de vida consagrada que existen en la Iglesia. El Código de Derecho Canónico, revisado en 1983, describe dos formas individuales de vida consagrada: las vírgenes consagradas y los eremitas consagrados por una diócesis; y dos formas de agrupaciones: los institutos religiosos y los institutos seculares. El código añade, además, una sección sobre las sociedades de vida apostólica. La laicidad consagrada no tiene ninguna sección en el derecho canónico debido a que sus votos son privados. El presente artículo describe brevemente estas nuevas formas de vida consagrada que existen junto a la vida religiosa de hoy.

Las vírgenes consagradas.

En la iglesia antigua, las vírgenes llegaron a conformar un grupo distinto, pero con el correr de los siglos la práctica de mujeres consagradas que viven en el mundo desapareció. El rito pasó a ser usado en los conventos de monjas con votos solemnes. A principios del s. XX, las demandas para consagrar vírgenes que permanecieran en el mundo secular fue desestimado por el Vaticano. Pero la puerta se abrió nuevamente con el documento del Vaticano II: Constitución sobre la Sagrada Liturgia, que convocó a una revisión del rito. Y así, el revisado rito para la consagración de vírgenes que viven en el mundo sería promulgado el 31 de mayo de 1970. En este rito, las vírgenes simbolizan a la Iglesia como la Novia de Cristo. Son tres las preguntas que se les hacen: 

1. ¿Estás dispuesta a perseverar hasta el final de tus días en el sagrado estado de virginidad así como en el servicio a Dios y a su Iglesia?
2. ¿Estás dispuesta a seguir a Cristo bajo el espíritu del evangelio, de manera tal que toda tu vida sea testimonio fiel del amor de Dios y un signo decisivo del Reino de los Cielos?
3. ¿Estás dispuesta a aceptar la consagración solemne como novia de nuestro Señor Jesucristo, hijo de Dios?

La candidata renueva su determinación diciendo: “Padre, reciba mi determinación a seguir a Cristo en una vida de perfecta castidad que, con la ayuda de Dios, profeso hoy ante vos y ante el pueblo de Dios”. Luego, el obispo recita una oración de consagración solemne frente la candidata a la vez que extiende sus manos sobre ella. Las vírgenes consagradas permanecen en el estado secular, no son religiosas ni profesan votos religiosos. La cobertura de las necesidades materiales de su vida es responsabilidad personal. A través de su consagración, las vírgenes consagradas mantienen un lazo con su obispo y con su iglesia particular. Al menos una vez al año mantienen una conversación con su obispo respecto de su vida consagrada y de su servicio a la iglesia. A diferencia de los sacerdotes diocesanos, ellas no tienen obligación de obediencia hacia el obispo.

La United States Association of Consecrated Virgins (USACV) es una asociación voluntaria de vírgenes consagradas que conceden su ayuda a las mismas a la vez que promueven esta vocación.

Los eremitas consagrados diocesanos.

La vida eremítica es una antigua forma de vida consagrada. Diversos institutos religiosos sostienen esta forma de vida dentro de su propia legislación. Hay algunos religiosos –que cuentan con el permiso de su superior- y algunas vírgenes consagradas que eligen esta forma de vida. El Código de Derecho Canónico de 1983 concede la novedosa opción de vivir la vida eremítica de manera individual bajo la dirección del obispo. Los eremitas profesan públicamente los votos de pobreza, castidad y obediencia ante su obispo diocesano; y se dedican a la oración, la penitencia y la soledad mientras se ganan su propio sustento. Ellos no son parte de ningún instituto religioso sino que siguen su propio plan de vida bajo la guía del obispo. Se trata de una vocación excepcional. Un informe realizado en el 2005 solo encontró 19 eremitas consagrados en diez diócesis de los Estados Unidos.   

Seglares consagrados.

En 1947, Pío XII reconoció a los institutos seculares -algunos de los cuales databan del s. XVII- como una forma de vida consagrada. Cada instituto tenía su propio carisma, su espiritualidad, sus constituciones, su política de admisión, su programa de formación, su estructura administrativa y su apostolado. Estos son distintos de las órdenes terciarias y de las prelaturas personales. Los miembros de los institutos seculares son laicos solteros o sacerdotes diocesanos que profesan los consejos evangélicos a través de un voto u otra forma de lazo sagrado, según sus institutos particulares y con inclusión de la castidad. Ellos difunden los valores del evangelio en el mundo y contribuyen a la santificación del mundo desde adentro. Los miembros laicos normalmente viven solos y no visten ningún atuendo especial. En sus vidas diarias y en sus ocupaciones, los miembros dan vida a la misión de sus institutos.

El United States Conference of Secular Institutes (USCSI) surgió en 1972 para hacer conocida la vocación, para compartir ideas, para apoyar a los grupos que deseaban convertirse en institutos seculares y para realizar diversas investigaciones.

Una nueva expresión de secularidad consagrada se puede observar en la rama secular del instituto religioso Daughters of the Holy Spirit. En 1990, ciertos miembros de este instituto empezaron a notar que algunos de sus pares con el correr del tiempo se habían alejado de la vida religiosa para insertarse en un modelo secular de vida consagrada. Consideraron, entonces, establecer una rama secular como una nueva senda de vida en la que pudiesen vivir su carisma; una senda a la cual también algunas lacias podrían sentirse llamadas.

La rama secular de las Daughters of the Holy Spirit fue establecida en el 2003. No se trata de un instituto diferente, sino que está bajo el liderazgo del superior general de los institutos religiosos. Esta autoridad designó un moderador general para la rama secular y ratificó todas las decisiones para los votos perpetuos en la misma. Sin embargo, los miembros de la rama secular viven la secularidad consagrada antes que la vida religiosa. El voto de castidad es esencialmente el mismo que el de los religiosos, pero el contenido de los votos de pobreza y obediencia es diferente. Y no existe la vida en común. La pobreza incluye simplicidad de vida, el compartir según voluntad y la donación de una parte de sus ingresos al grupo a fines de administración y gastos de solidaridad. La obediencia es vivida en diálogo con la familia, los amigos y los pequeños grupos afines. Las decisiones mayores son discernidas con el moderador regional.

Los miembros de las Sociedades de Vida Apostólica.

Las Sociedades de Vida Apostólica persiguen un determinado fin apostólico o misionero. Son diferentes de los institutos religiosos y seglares, y sus miembros no profesan votos religiosos sino que se comprometen con los consejos evangélicos a través de algún tipo de lazo. Estos miembros mantienen una vida en común y su estilo de vida y espiritualidad confluyen en su interés principal, que es el apostolado.

La mayoría de Sociedades de Vida Apostólica están compuestas por varones, ya que muchas comenzaron como sociedades misioneras de sacerdotes seculares. La historia de las sociedades femeninas tiene raíces diferentes. Por ejemplo, las Daughters of Charity tuvieron que esforzarse durante su fundación para no ser un claustro y para poder servir a los pobres. Y lo lograron al convertirse en una sociedad de vida apostólica antes que en un instituto religioso. Ellas no profesan votos perpetuos.

Aunque son diferentes, las Sociedades de Vida Apostólica comúnmente son agrupadas dentro de los institutos religiosos. Todos ellos son registrados en conjunto dentro del Kenedy Directory [directorio oficial de todas las diócesis e institutos]. En 1975, quince sociedades masculinas cuyo objetivo misional era ad gentes (a las naciones) solicitaron sujetarse a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos antes que la Congregación para Institutos Religiosos y Seglares (hoy llamado Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica). Este grupo incluye a la sociedad Maryknoll y al Missionary Society of St. Columban. Otros ejemplos de sociedades de vida apostólica son la Sociedad de San Pablo, la Society of the Precious Blood y las Sisters of Social Service.

Laicidad consagrada.

Las mujeres y los hombres que abrazan los consejos evangélicos en la forma de votos privados son conocidos como laicidad consagrada (un voto es público si es aceptado en nombre de la Iglesia por alguna autoridad legítima; de otra forma, se considera que es privado).  

Muchos movimientos laicos, por ejemplo los Focolare y los Regnum Christi, tienen grupos centrales constituidos por laicos consagrados. Los miembros consagrados en comunidades según su género, hacen votos privados de pobreza, obediencia y castidad, y conceden sus ingresos a la comunidad de bienes.

La Fraternidad Mariana de la Reconciliación, fundada en 1991, es un ejemplo de una asociación de fieles cuyos miembros son todas laicas consagradas. Sus miembros prometen castidad y obediencia a los estatutos de la comunidad. Ellas viven en comunidad y están “totalmente disponibles” para su apostolado de evangelización.

Diversidad dentro de la vida religiosa.

Dentro de la propia vida religiosa existe una gran diversidad de manifestaciones. Hay nuevas formas que han evolucionado como respuesta a contextos históricos y culturales diferentes. Hoy en día tenemos religiosos consagrados en la dimensión eremítica, monástica, contemplativa, mendicante, evangélica y apostólica, todos los cuales responden a su particular llamado alrededor del mundo. La vida consagrada dentro de la Iglesia Católica está viva y está bien, y continúa avanzando. Si atendemos a la historia, estas nuevas formas no reemplazan a las formas más antiguas sino que tienen su lugar junto a ellas y enriquecen la posibilidad de diversas formas consagradas de respuesta al evangelio de Jesucristo.

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Chandler Mary C. (2007). New Forms of Consecrated Lifes. New Theology Review, vol.20, N°4, pp.64-66.

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