17.9.14





3. La versión y adaptación al latín del cántico anterior.

La versión griega atribuida a Eusebio contiene mínimas diferencias respecto de la transcripción que vimos antes. Agustín, sin embargo, traducirá y adaptará este oráculo, dejando de lado la parte acróstica de ΣΤΑϒΡΟΣ (stauros – cruz) y reduciendo así los 34 versos originales a solo 27. Notará, además, que las primeras letras del acróstico así reducido conforman la palabra: ΙΧΘϒΣ (ikhthys), que en griego significa “pez”. Afirmando inmediatamente que:

Con esta denominación mística se significa a Cristo, quien pudo vivir en el abismo de nuestra mortalidad como si viviese en las profundidades de las aguas; es decir, sin pecado.

Fue este acróstico oracular de la enigmática Sibila de Eritrea lo que le dio al ya utilizado símbolo del pez cristiano una significación más profunda, escatológica y difundida. 

Texto en latín:


I         Iudicii ſignum tellus ſudore madeſcet.
Η       E cœlo Rex adueniet per ſæcla futurus:

Σ        Scilicet ut carnem præſens, ut iudicet orbem.
Ο       Unde Deum cernent incredulus atque fidelis
ϒ        Celſum cum ſanctis, ævi iam termino in ipſo.
Σ        Sic animæ cum carne aderunt, quas iudicat ipſe:

Χ         Cum iacet incultus denſis in vepribus orbis.
Ρ         Reiicient ſimulacra viri, cunctam quoque gazam,
Ε         Exuret terras ignis pontumque polumque
Ι          inquirens, tætri portas effringet Auerni.
Σ         Sanctorum ſed enim cunctæ lux libera carni
Τ         Tradetur, ſontes æterna flamma cremabit.
Ο        Occultos actus retegens, tunc quiſque loquetur
Σ         Secreta, atque Deus reſerabit pectora luci.

Θ         Tunc erit et luctus, ſtridebunt dentibus omnes.
Ε         Eripitur ſolis iubar, et chorus interit aſtris.
Ο         Voluetur cœlum, lunaris ſplendor obibit;
ϒ         Deiiciet colles, valles extollet ab imo.

ϒ         Non erit in rebus hominum ſublime vel altum.
Ι          Iam æquantur campis montes et cærula ponti
Ο         Omnia ceſſabunt, tellus confracta peribit:

Σ         Sic pariter fontes torrentur fluminaque igni.

Σ         Sed tuba tum ſonitum triſtem demittet ab alto
Ω        Orbe, gemens facinus miſerum varioſque labors:
Τ         Tartareumque chaos monſtrabit terra dehiſcens.
Η        Et coram hic Domino reges siſtentur ad unum.
Ρ         Reccidet e cœlis igniſque et ſulphuris amnis.


ΙΗΣΟϒΣ ΧΡΕΙΣΤΟΣ ΘΕΟϒ ϒΙΟΣ ΣΩΤΗΡ

[ΙΧΘϒΣ]

IESUS CHRISTUS DEI FILIUS SALVATOR

Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador.

...


Traducción:

El signo del juicio será la tierra humedecida de sudor.
Y el Rey del cielo vendrá para los siglos futuros,
su segura presencia será en la carne y juzgará al orbe.
Entonces verán a Dios los incrédulos y los fieles,
[lo verán] junto a sus santos cuando el evo [1] esté por culminar.
En alma y carne se presentarán ante el juicio;

Cuando el orbe esté desolado y lleno de densos zarzales,
los hombres arrojarán las imágenes y también todas sus riquezas.
El fuego abrasará la tierra, las aguas y cielos
buscando golpear y quebrantar las puertas del Averno [2].
Los santos, liberados ya de la carne, serán solo luz;
los criminales arderán en la llama eterna.
Entonces se revelarán los actos ocultos, cada uno declarará
sus secretos y Dios manifestará su luz en los pechos.

Entonces todo será lamento y crujir de dientes.
El luminoso sol se oscurecerá y se apagará el coro de los astros.
El cielo se girará, el esplendor de la luna se agotará;
se abatirán los collados, de lo profundo se elevarán los valles.

No habrá nada sublime ni elevado entre las cosas de los hombres.
Las montañas serán iguales a los campos y el azulado puente [3]
se agotará por completo; la resquebrajada tierra se quebrará,
las fuentes y torrentosos ríos arderán por igual.

Y el triste sonido de una trompeta descenderá de lo alto,
[mientras] la tierra gime por las miserables acciones de los criminales;
el tártaro mostrará su caos con la tierra ya abierta.
Y ante el Señor se presentarán al unísono los reyes. 
Del cielo fluirá y caerá fuego y azufre.

...


1. Una expresión casi perdida, es el equivalente latino para aiōn. El diccionario de la Real Academia Española la define como: la duración de tiempo sin término, la duración de las cosas eternas.

2. Del gr. áornos =“sin pájaros”, ya que la tradición sostenía que las aves que sobrevolaban el Lago Averno, emplazado sobre un cráter de casi 4 km., siempre caían muertos. En el libro VI de su Eneida, Virgilio menciona al príncipe Eneas entrando al inframundo en compañía de la Sibila de Cumas -quien vivía en los alrededores- a través de una cueva próxima al lago, el cual está situado en Nápoles, Italia.

3. Lat. caerula ponti. Expresión que alude al Mare Nostrum romano, al Mar Mediterráneo, que hacía las veces de vasto puente entre todas las culturas que se desarrollaban a su alrededor.

...

Adenda.

He notado que es frecuente que muchas traducciones al español –o en otro idioma- se permitan varias licencias y subestimen detalles que no dejan apreciar el texto original ni a su autor con mayor proximidad. Como muestra, comparen la presente versión con la ofrecida en un solo párrafo por Fr. José Morán, o.s.a., en Obras de San Agustín, tomo XVII, pp. 1281-1282, BAC, Madrid, 1958. 

La tierra se cubrirá de un sudor frío. Será la señal del juicio. El Rey inmortal futuro bajará del cielo y se presentará en carne para juzgar a la tierra. Y, cuando el mundo decline a su ocaso, el fiel y el infiel verán a Dios acompañado de sus santos. Las almas se presentarán al juez con sus cuerpos y en la tierra no habrá ya ni beldad ni belleza. Los hombres dejarán sus ídolos y sus riquezas. El fuego abrasará las tierras, y, buscando cielo y mar, quebrantará los puntos del obscuro averno. Los cuerpos de los santos, libres ya de la carne, gozarán de la luz, y los pecadores serán abrasados por una llama eterna. Entonces, cada uno, descubriendo sus actos ocultos, abrirá sus secretos y Dios hará luz en sus corazones. Todo entonces será llanto y crujir de dientes. El sol se obscurecerá y el coro de los astros perderá su tono. Girará el cielo, y la luna se apagará como una lámpara; se abatirán los collados y se alzarán los valles y en lo humano no habrá ni cimas ni alturas. Los montes se igualarán con los campos y el mar será innavegable. La tierra se hará añicos y las fuentes y los ríos serán torrados al fuego. Pero entonces sonará en lo alto el triste son de la trompeta, y todo se cubrirá de gritos y de llantos. La tierra se abrirá, y dejará ver su profundo y caótico abismo. Ante el tribunal del Señor comparecerán los reyes, y los cielos verterán un torrente de fuego y azufre.


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