24.3.17



























In dominica infra octauam aſſumptionis B.V. Mariæ, sermo.

14. [...] Vere tuam, o beata Mater, animam gladius pertranſiuit. Alioquin nonniſi eam pertranſiens, carnem Filii tui penetraret. Et quidem poſteaquam emiſit spiritum tuus ille Ieſus (omnium quidem, sed specialiter tuus), ipſius plane non attigit animam crudelis lancea, quæ ipſius (nec mortuo parcens, cui nocere non poſſet) aperuit latus, sed tuam utique animam pertranſiuit. Ipſius nimirum anima iam ibi non erat: sed tua plane inde nequibat auelli. Tuam ergo pertranſiuit animam vis doloris, ut plus quam martyrem non immerito prædicemus, in qua nimirum corporæ senſum paſſionis exceſſerit compaſſionis affectus.


Sermón del domingo dentro de la octava de la Asunción de la B.V. María.

14. […] En verdad, ¡oh, Madre santa!, una espada atravesó tu alma. Más aún, aquella no hubiese atravesado la carne de tu Hijo sin antes atravesarte a ti. De hecho, después de que aquel Jesús (que es de todos, por cierto, pero especialmente tuyo) entregó su espíritu, la cruel lanza que abrió su costado no tocó en lo absoluto su alma (pues no podría lastimarlo ni tampoco hacerle daño estando ya muerto), pero sí atravesó tu alma. Pues evidentemente su alma ya no estaba allí, pero la tuya de ninguna manera podría alejarse de ahí. Por lo tanto, ese fuerte dolor atravesó tu alma; más aún, debido a eso, con toda razón te proclamamos mártir, pues es claro que los dolores de tus sentidos corporales se vieron excedidos por tus sentimientos de compasión.    



Licencia de Creative Commons

0 comentarios: