7.4.15













Speculum
Sancte Margarete Virginis
Prioriſſe de Pelotens.

Anno Domini milleſimo ducenteſimo nonagezimo quarto, Hugo prior Vallis Bone, attulit ad Capitulum generale donno Boſoni priori, Cartuſie hanc viſionem ſibi miſſam ab ancilla Dei nomina Margareta, prioriſſa condam de Pelotens. Et creditur ipſam prioriſſam fuiſſe perſonam que ſcripſit hæc hanc viſionem, cui Deus tantam gratiam fecit, tam ſecreta dignaretur oſtendere, quam viſionem, Speculum Sancte Margarete virginis prioriſſe de Pelotens, decrevimus noncupari.

El espejo,
de la virgen santa Marguerite,
priora de Poleteins.

En el año del Señor de mil doscientos noventa y cuatro, Hugues [de Amplepuis], prior de Valbonne, entrega en el capítulo general a Dom Boson, prior de la [Gran] Cartuja, esta visión enviada por la sierva de Dios de nombre Marguerite, que fuera priora de Poleteins. Se cree que este priora fue la persona que ha escrito esta visión; a quien Dios tanta gracia concedió al hacerla digna de ver sus secretos. A esta visión hemos decidido poner por título: Speculum sancte Margarete virginis priorisse de Poleteins [48].


Primum Capitulum.
Primer capítulo.

1. Oy me semble, que io vos ay huy dire que quant vos aves huy recontar alcuna graci que Noſtres Sires a fayt a acuns de ſes amis, que vos en vales meuz grant tens. Et per co que io deſirro voſtra ſalut, aſſi come io foy la min, ie vos diroy al plus briament que io porroi, una grant corteſi que Noſtre Sires a fait a una perſona que io connoiſſo, non a pas mout de tens. Et per co que illi vos tort a plus grand profet, io vos direy la reyſon per que crey que Deus la ly a fayt.

1. Me parece que te he escuchado decir que cuando vas a hablar sobre alguna gracia que Nuestro Señor le ha concedido a uno de sus amigos, haces más preciados los grandiosos momentos. Y como yo deseo tu buena salud tanto como la mía, te contaré -de la manera más breve que pueda- acerca de un gran favor que Nuestro Señor le concedió, no hace mucho tiempo, a una persona que yo conozco. Y para que lo de ella sea para ti de gran beneficio, te diré la razón por la que creo que Dios así lo ha hecho.


Marguerite se muestra discreta e incluso humilde en su introducción. Y lo hace con toda propiedad, pues va a hablar de la gracia divina derramada sobre una amiga de Jesucristo, que no es sino ella misma en tercera persona. Este sutil recurso literario para la autorreferencialidad está impulsado por esa misma amistad sobrenatural que tiende a la expansión, pues ella quiere que su anónima receptora se regocije al percibir el afecto de aquel que reina allá en el cielo presente en quien lo ama aquí en la tierra. Nos concede así un principio de bienestar espiritual: hablar sobre los amigos de Cristo fortalece la salud del alma de aquel que narra y de quien lo escucha.


2. Citi creatura per la graci de Noſtre Seignor, aveit eſcrit en ſon cor la ſeinti via que Deus Ihesu Criz menet en terra e ſos bons exemplos et ſa bona doctrina. E aveyt illi neis lo douz Iheſu Crit en ſon cor que oy li eret ſenblanz alcuna veis que il li fut preſenz. Et que il tenit un livro clos en ſa mayn per liey enſennier.

2. Esta criatura, por la gracia de Nuestro Señor, había escrito en su corazón el sagrado camino que Dios, Jesucristo, siguió en la tierra; así como sus buenos ejemplos y su buena doctrina. Y tan bien había situado a Jesucristo en su corazón, que al parecer éste algunas veces se le aparecía; y al presentársele, tenía en su mano un libro cerrado destinado a la enseñanza.

3. Ciz livros eret toz eſcriz per defor de letres blanches, neyres et vermeylles, li fe[r]mel del livro erant eſcrit de letres d'or.

3. Este libro estaba totalmente escrito en su exterior con letras blancas, negras y púrpuras; y los precintos del libro estaban escritos con letras de oro.


He aquí dos movimientos básicos que son a su vez recíprocos: el esfuerzo del alma y la gracia de Jesucristo. Marguerite da a entender que, en una primera etapa, se dedicó a inscribir lo mejor que pudo en su interior la biografía de aquel a quien amaba; en una segunda, el protagonista así registrado se acercó a la escribiente con su propia semblanza ornamentada. En la primera, la ascesis de su alma era leer, memorizar e internalizar el relato evangélico; en la segunda, se centró en la meditación sobre lo asimilado. Es por eso que el propio Maestro quiso enseñarle, luego, la renovada caligrafía de su historia de vida.  

El alma que lee, escribe en su corazón; y la que escribe, relee lo que ha escrito. Quien lee con devoción, invoca.

4. En les letres blanches eret eſcrita li ſçanta converſations al beneit fil Deu, li quaus fut tota blanchi, per ſa tres grant innocenti, et per ſes a ſainctes ovres. En les neyres erant eſcrit li col et les tenplees et les ordures que li Jue li gita vont en ſa ſainti faci et per ſon noble cors, tant que il ſenblevet eſtre meſeuz. En les vermelles erant eſcrite les plaes et li pretious ſans qui fut eſpa[n]chies per nos.

4. En letras blancas estaban escritas las sagradas costumbres del bendito Hijo de Dios, las cuales son totalmente blancas debido a su gran inocencia y a causa de sus santas obras. En letras negras estaban escritos los golpes, bramidos e insultos que los judíos arrojaron sobre su santo rostro y sobre su noble cuerpo, al punto tal que parecía ser un leproso. En letras púrpuras estaban escritas sus heridas y su preciosa sangre derramada por nosotros.

5. Et puis y aveyt dos fermeuz qui cloſant lo livro, qui erant eſcrit de letres d'or. En l'un aveyt eſcrit, Deus erit omnia in omnibus. En l'autre aveit eſcrit, Mirabilis Deus in ſanctis ſuis.

5. Y los dos precintos que cerraban el libro estaban escritos con letras de oro. En uno estaba escrito: Deus erit omnia in omnibus | Dios es todo en todos [1 Cor. 15:28]; y en el otro estaba escrito: Mirabilis Deus in sanctis suis | Dios es maravilloso en sus santos [Sal. 67:36].


El divino calígrafo le muestra a su humana escribiente un modelo engalanado de su propia biografía, realizada a tres tintas y sellada con una cuarta: blanca, negra, púrpura y dorada; cada tono posee sus propias características.

6. Or vous diray briament coment ci creatura ſe eſtudievet en cet livro. Quant veneit lo matin illi commencavet a plorar penſar coment le beneyz fiuz Deu volit deſendre en la miſeri de ce mont, et prendre noſtra humanita e aiotar a ſa deita, en tal maneri que l'on puet dire que Deus qui eret immortauz fut mors per nos. Apres illi penſave la grant humilita que fut en luy. Et pues penſave coment il vocit eſtre perſegus toz iors. Apres penſave en ſa grant povreta y en ſa grant patienti, et coment il fut obediſſenz tan que a la mort.

6. Te hablaré brevemente de cómo aquella criatura estudió este libro. Cuando llegó la hora de maitines, ella comenzó a pensar en la razón por la que el bendito Hijo de Dios quiso descender a la miseria de este mundo, tomar nuestra humanidad y agregarla a su divinidad; [lo hizo] de tal manera que uno puede decir que Dios, que es inmortal, fue muerto por nosotros. Luego se puso a pensar en la gran humildad que había en él; y después pensaba en cómo aceptó verse perseguido todos los días; y seguidamente, pensaba en su gran pobreza y su gran paciencia, y en cómo se hizo obediente hasta la muerte.


¿En qué momento y de qué manera práctica Marguerite inscribió en sí la biografía de su amigo? Aprovechando, por sobre todo, los momentos de soledad y silencio de su celda para meditar en su existencia. Por eso nos señala la hora de maitines (alrededor de la medianoche) y nos reitera el verbo penſar (pensar). Hay que estar mucho más despiertos cuando los demás duermen todavía mucho más.

La lectura, el recuerdo y la meditación del evangelio natural forman parte de la primera etapa; en la segunda, tales actividades se proyectan y intensifican junto al evangelio sobrenatural. 

Notemos que el conjunto de pensamientos de Marguerite a esa hora han de haber girado continuamente alrededor un esencial misterio cristiano: κένωσις – kénōsis (Fil. 2:6-8). ¿Es posible que su procedencia de un elevado status social -o su condición de superiora de la Cartuja de Poleteins- y la difícil austeridad eremítica de su tiempo hayan favorecido esta específica atención en el vaciamiento de Cristo?


7. Quant illi aveyt ben regarda cet livro, illi commencavet a liere el livro de ſa concienci, lo qual illi trovavet tot plen de fouceta et de menconges. Quant illi regardavet la humilita Iheſu Crit, illi ſe trovavet tota pleyna d'eguel. Quant illi penſavet qu'il volit eſtre meſpriſies et perſegus, illi trovavet en ſe tot lo contrayrio. Quant illi regardavet ſa povreta, illi ne trovavet pas en ſe que illi volit eſtre si povre, que illi en fut meſpriſie. Quant illi regardavet ſa pacienti, illi non trovavet point en ſei. Quant illi pensavet coment il fut obediens tan que a la mort, illi ne trovavet pas ſi bien obediens coment meſtiers li fut.

7. Cuando hubo observado bien aquel libro, ella comenzó a leer el libro de su propia conciencia y la encontró llena de falsedades y de mentiras. Cuando consideró la humildad de Jesucristo, se halló completamente llena de orgullo; cuando pensó en el deseo de aquel de verse despreciado y perseguido, halló en sí todo lo contrario; cuando pensó en la pobreza de aquel, vio en sí que no quería ser tan pobre como para resultar despreciada; cuando consideró la paciencia de Nuestro Señor, no la encontró [presente] en sí; cuando pensó en cómo él se hizo obediente hasta la muerte, no se halló tan obediente como debiera serlo.

8. Co ervunt les letres blanches, en que eret eſcrita li converſations ab al beneit fil Deu. Apres quant aveit bein regarda totes ſes defautes, illi se perfoſsavet de l'emendar tan come illi puet a l'eſſemplayre de la via Iheſu Criſt.

8. Estas eran las letras blancas con las que estaban escritas las costumbres del bendito Hijo de Dios. Después de haber considerado bien todas sus faltas, la persona se prometió a sí misma enmendarlas tanto como pudiera y según el ejemplo de la vida de Jesucristo.


En esta segunda etapa, surge la inevitable contrastación de la existencia misma de Marguerite con la de Cristo. Pero sucede así no para que ella se encapsule en su redescubierta miseria, sino para que renueve su mejor impulso hacia la semejanza con su deslumbrante modelo. La escritora no puede evitar volver sobre su propia semblanza toda vez que repasa la novedosa y matizada caligrafía que compone la existencia de su biografiado.

He aquí lo que pareciera el inicio de un dinamismo en espiral: si una primera etapa en la cartuja implicaba una conversio morum | conversión de costumbres, un segundo momento exige una transformación aun más íntima y penetrante.


9. Apres illi ſe eſtudievet en les letres neires, en les quauz erant eſcriptes les viutimances que on fit Iheſu Criſt. En celes apreneit a ſofrir les tribulations en patienci.

9. Después ella se puso a estudiar las letras negras, con las cuales estaban escritas las bajezas con las que afrentaron a Jesucristo; y en ellas aprendió a soportar las tribulaciones con paciencia.

10. Apres illi ſe eſtudiavet en les letres roges, en les quauz erant eſcriptes les plaes et li eſpanchimenz del pretious ſanc Iheſu Criſt. En celes apreneit non pas tan ſoulament les tribulations ſofrir en patienci, mays si apreneit a deleitier en tal maneri que tuit li confort de cet mundo li tornavont a grant haine, eſſi que oy li eret ſenblanz que en cet mundo non eret ci digna choſa, ne ci douci come ſofrir les peynes et les tormens de cet ſeglo per l'amour de ſon Creatour.

10. Después se puso a estudiar las letras rojas, con las que estaban escritas las heridas y el derramamiento de la preciosa sangre de Jesucristo. Y en ellas aprendió no solo a sufrir las tribulaciones con paciencia, sino también a deleitarse [en las mismas], de tal manera que toda comodidad de este mundo le producía un gran aborrecimiento; y también [aprendió] que nada de este mundo le resultase cosa digna ni tan dulce como sufrir las penas y los tormentos de este siglo por amor a su Creador.

11. Apres illi se eſtudiavet en les letres del or. En celes illi apreneit a deſirrar les choſes celeſtiauz.

11. Después estudió las letras de oro; y en ellas aprendió a desear las cosas celestiales.


La grafía negra apenas se menciona, como si Marguerite quisiera evitar el recuerdo, el odio o la posible identificación con los agresores de su Maestro. En cuanto a las letras púrpuras o rojas, las mismas revelan la simultaneidad de una enseñanza cristiana decididamente aceptada en la antiguedad y cada vez más relativizada por nuestra actualidad: la intensa adhesión al sufrimiento de Cristo es proporcional al fuerte rechazo de los placeres del mundo. La escritura dorada, por último, la menciona de manera concisa debido a que mientras no se alcance el rechazo de lo mundano, el anhelo por lo celestial permanecerá siendo demasiado rudimentario.  

Si con este modelo repasásemos los cuatro evangelios, veríamos que cada evangelista hizo un uso y combinación particular de las tintas divinas. Y si, a la luz de Cristo, cada quien repasáse su propia historia de vida, ¿cuál sería la tinta que más habría utilizado?


12. En cet livro trovavet eſcripta la via que Iheſu Criz menet en terra, dey ſa nativita, tan que il montiet en ciel.

12. En este libro, la persona encontró escrita la vida que Jesucristo llevó en la tierra, desde su nacimiento hasta su ascensión al cielo.

13. Apres illi commencavet a penſar coment li beneit fiuz Deu ſe ſiet a la deſtra part de son glorious Pare, mays illi aveit encores les iouz del cor ſi obſcurs que illi ne poet contemplar Noſtrum Segnour en cel, mays li coventavet [toz] iors retornar al comenciment de la via que Noſtri Sires Iheſu Criz menet en terra, tant que illi ot bein emenda ſa via, a l'eſſimplairo de cel livro, illi ſe eſtudiavet grant teins en ceta maneri.

13. Después, ella comenzó a reflexionar sobre el bendito Hijo de Dios sentado a la diestra de su glorioso Padre, pero tenía todavía los ojos del corazón muy oscurecidos y no podía contemplar a Nuestro Señor en el cielo; pues aun le era necesario que todos los días retomara desde su comienzo la vida que Nuestro Señor Jesucristo había llevado aquí en la tierra, al punto de tener a bien enmendar su propia vida según el ejemplo de aquel libro. Ella estudió durante mucho tiempo de esta manera.


Si bien en la segunda etapa Cristo se aproxima al alma, ésta en ningún momento deja de esforzarse hacia él; muy por el contrario, lo hace con un esfuerzo redoblado. Marguerite nos deja vislumbrar luego un tercer movimiento en su espiritualidad: la contemplación de Jesucristo a la diestra del Padre. Pero para llegar a tal punto, ella ha de continuar registrando la biografía de su amado en su interior y situándola en paralelo a su propia existencia. 

...

Fuente: Philipon, E. (1877). Ouvres de Marguerite d’Oyngt, prieure de Poleteins, pp. 35-48; Lyon, N. Scheuring.

Licencia de Creative Commons

0 comentarios: