Sancte Margarete Virginis
Prioriſſe de Pelotens.
Anno Domini milleſimo ducenteſimo nonagezimo quarto, Hugo prior Vallis
Bone, attulit ad Capitulum generale donno Boſoni priori, Cartuſie hanc viſionem
ſibi miſſam ab ancilla Dei nomina Margareta, prioriſſa condam de Pelotens. Et
creditur ipſam prioriſſam fuiſſe perſonam que ſcripſit hæc hanc viſionem, cui Deus
tantam gratiam fecit, tam ſecreta dignaretur oſtendere, quam viſionem, Speculum
Sancte Margarete virginis prioriſſe de Pelotens, decrevimus noncupari.
El espejo,
de la virgen santa Marguerite,
priora de Poleteins.
En el año del Señor de mil doscientos noventa y cuatro, Hugues [de
Amplepuis], prior de Valbonne, entrega en el capítulo general a Dom Boson,
prior de la [Gran] Cartuja, esta visión enviada por la sierva de Dios de nombre
Marguerite, que fuera priora de Poleteins. Se cree que este priora fue la
persona que ha escrito esta visión; a quien Dios tanta gracia concedió al
hacerla digna de ver sus secretos. A esta visión hemos decidido poner por
título: Speculum sancte Margarete virginis priorisse de Poleteins [48].
…
Primum Capitulum.
Primer capítulo.
1. Oy me semble, que io vos ay huy dire que quant vos aves huy recontar
alcuna graci que Noſtres Sires a fayt a acuns de ſes amis, que vos en vales
meuz grant tens. Et per co que io deſirro voſtra ſalut, aſſi come io foy la
min, ie vos diroy al plus briament que io porroi, una grant corteſi que Noſtre
Sires a fait a una perſona que io connoiſſo, non a pas mout de tens. Et per co
que illi vos tort a plus grand profet, io vos direy la reyſon per que crey que
Deus la ly a fayt.
1. Me parece que te he escuchado decir que cuando vas a
hablar sobre alguna gracia que Nuestro Señor le ha concedido a uno de sus
amigos, haces más preciados los grandiosos momentos. Y como yo deseo tu buena
salud tanto como la mía, te contaré -de la manera más breve que pueda- acerca
de un gran favor que Nuestro Señor le concedió, no hace mucho tiempo, a una persona
que yo conozco. Y para que lo de ella sea para ti de gran beneficio, te diré la
razón por la que creo que Dios así lo ha hecho.
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Marguerite se muestra discreta e
incluso humilde en su introducción. Y lo hace con toda propiedad, pues va a
hablar de la gracia divina derramada sobre una amiga de Jesucristo, que no es
sino ella misma en tercera persona. Este sutil recurso literario para la
autorreferencialidad está impulsado por esa misma amistad sobrenatural que
tiende a la expansión, pues ella quiere que su anónima receptora se
regocije al percibir el afecto de aquel que reina allá en el cielo presente en
quien lo ama aquí en la tierra. Nos concede así un principio de bienestar
espiritual: hablar sobre los amigos de Cristo fortalece la salud del alma de
aquel que narra y de quien lo escucha.
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2. Citi creatura per la graci de Noſtre Seignor, aveit eſcrit en ſon cor
la ſeinti via que Deus Ihesu Criz menet en terra e ſos bons exemplos et ſa
bona doctrina. E aveyt illi neis lo douz Iheſu Crit en ſon cor que oy li eret ſenblanz
alcuna veis que il li fut preſenz. Et que il tenit un livro clos en ſa mayn per
liey enſennier.
2. Esta criatura, por la gracia de Nuestro Señor, había
escrito en su corazón el sagrado camino que Dios, Jesucristo, siguió en la
tierra; así como sus buenos ejemplos y su buena doctrina. Y tan bien había
situado a Jesucristo en su corazón, que al parecer éste algunas veces se le
aparecía; y al presentársele, tenía en su mano un libro cerrado destinado a la
enseñanza.
3. Ciz livros eret toz eſcriz per defor de letres blanches, neyres et vermeylles, li fe[r]mel del livro erant eſcrit de letres d'or.
3. Este libro estaba totalmente escrito en su exterior
con letras blancas, negras y púrpuras; y los precintos del libro estaban
escritos con letras de oro.
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He aquí dos movimientos básicos
que son a su vez recíprocos: el esfuerzo del alma y la gracia de Jesucristo.
Marguerite da a entender que, en una primera etapa, se dedicó a inscribir lo
mejor que pudo en su interior la biografía de aquel a quien amaba; en una
segunda, el protagonista así registrado se acercó a la escribiente con su propia
semblanza ornamentada. En la primera, la ascesis de su alma era leer, memorizar
e internalizar el relato evangélico; en la segunda, se centró en la meditación sobre
lo asimilado. Es por eso que el propio Maestro quiso enseñarle, luego, la renovada
caligrafía de su historia de vida.
El alma que lee, escribe en su
corazón; y la que escribe, relee lo que ha escrito. Quien lee con devoción,
invoca.
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4. En les letres blanches eret eſcrita li ſçanta converſations al beneit fil
Deu, li quaus fut tota blanchi, per ſa tres grant innocenti, et per ſes a ſainctes
ovres. En les neyres erant eſcrit li col et les tenplees et les ordures
que li Jue li gita vont en ſa ſainti faci et per ſon noble cors, tant que il
ſenblevet eſtre meſeuz. En les vermelles erant eſcrite les plaes et li
pretious ſans qui fut eſpa[n]chies per nos.
4. En letras blancas estaban escritas las sagradas
costumbres del bendito Hijo de Dios, las cuales son totalmente blancas debido a
su gran inocencia y a causa de sus santas obras. En letras negras estaban
escritos los golpes, bramidos e insultos que los judíos arrojaron sobre su
santo rostro y sobre su noble cuerpo, al punto tal que parecía ser un leproso.
En letras púrpuras estaban escritas sus heridas y su preciosa sangre derramada
por nosotros.
5. Et puis y aveyt dos fermeuz qui cloſant lo livro, qui erant eſcrit de
letres d'or. En l'un aveyt eſcrit, Deus erit omnia in omnibus. En
l'autre aveit eſcrit, Mirabilis Deus in ſanctis ſuis.
5. Y los dos precintos que cerraban el libro estaban
escritos con letras de oro. En uno estaba escrito: Deus erit omnia in
omnibus | Dios es todo en todos [1 Cor. 15:28]; y en el otro estaba
escrito: Mirabilis Deus in sanctis suis | Dios es maravilloso en sus
santos [Sal. 67:36].
…
El divino calígrafo le muestra a
su humana escribiente un modelo engalanado de su propia biografía, realizada a
tres tintas y sellada con una cuarta: blanca, negra, púrpura y dorada; cada
tono posee sus propias características.
…
6. Or vous diray briament coment ci creatura ſe eſtudievet en cet livro.
Quant veneit lo matin illi commencavet a plorar penſar coment le beneyz fiuz Deu volit
deſendre en la miſeri de ce mont, et prendre noſtra humanita e aiotar a ſa
deita, en tal maneri que l'on puet dire que Deus qui eret immortauz fut mors
per nos. Apres illi penſave la grant humilita que fut en luy. Et pues penſave
coment il vocit eſtre perſegus toz iors. Apres penſave en ſa grant povreta y en
ſa grant patienti, et coment il fut obediſſenz tan que a la mort.
6. Te hablaré brevemente de cómo aquella criatura estudió
este libro. Cuando llegó la hora de maitines, ella comenzó a pensar en la razón
por la que el bendito Hijo de Dios quiso descender a la miseria de este mundo,
tomar nuestra humanidad y agregarla a su divinidad; [lo hizo] de tal manera que
uno puede decir que Dios, que es inmortal, fue muerto por nosotros. Luego se
puso a pensar en la gran humildad que había en él; y después pensaba en cómo
aceptó verse perseguido todos los días; y seguidamente, pensaba en su gran
pobreza y su gran paciencia, y en cómo se hizo obediente hasta la muerte.
…
¿En qué momento y de qué manera
práctica Marguerite inscribió en sí la biografía de su amigo? Aprovechando, por
sobre todo, los momentos de soledad y silencio de su celda para meditar en su
existencia. Por eso nos señala la hora de maitines (alrededor de la medianoche)
y nos reitera el verbo penſar (pensar). Hay que estar mucho más
despiertos cuando los demás duermen todavía mucho más.
La lectura, el recuerdo y la
meditación del evangelio natural forman parte de la primera etapa; en la
segunda, tales actividades se proyectan y intensifican junto al evangelio
sobrenatural.
Notemos que el conjunto de
pensamientos de Marguerite a esa hora han de haber girado continuamente
alrededor un esencial misterio cristiano: κένωσις – kénōsis (Fil. 2:6-8). ¿Es posible que su
procedencia de un elevado status social -o su condición de superiora de la
Cartuja de Poleteins- y la difícil austeridad eremítica de su tiempo hayan
favorecido esta específica atención en el vaciamiento de Cristo?
…
7. Quant illi aveyt ben regarda cet livro, illi commencavet a liere el
livro de ſa concienci, lo qual illi trovavet tot plen de fouceta et de
menconges. Quant illi regardavet la humilita Iheſu Crit, illi ſe trovavet tota
pleyna d'eguel. Quant illi penſavet qu'il volit eſtre meſpriſies et perſegus, illi trovavet en ſe tot lo contrayrio. Quant illi regardavet ſa
povreta, illi ne trovavet pas en ſe que illi volit eſtre si povre, que illi en
fut meſpriſie. Quant illi regardavet ſa pacienti, illi non trovavet point en ſei. Quant illi pensavet coment il fut obediens tan que a la mort, illi ne trovavet
pas ſi bien obediens coment meſtiers li fut.
7. Cuando hubo observado bien aquel libro, ella comenzó a
leer el libro de su propia conciencia y la encontró llena de falsedades y de
mentiras. Cuando consideró la humildad de Jesucristo, se halló completamente
llena de orgullo; cuando pensó en el deseo de aquel de verse despreciado y
perseguido, halló en sí todo lo contrario; cuando pensó en la pobreza de aquel,
vio en sí que no quería ser tan pobre como para resultar despreciada; cuando
consideró la paciencia de Nuestro Señor, no la encontró [presente] en sí;
cuando pensó en cómo él se hizo obediente hasta la muerte, no se halló tan
obediente como debiera serlo.
8. Co ervunt les letres blanches, en que eret eſcrita li converſations ab al
beneit fil Deu. Apres quant aveit bein regarda totes ſes defautes, illi se
perfoſsavet de l'emendar tan come illi puet a l'eſſemplayre de la via Iheſu
Criſt.
8. Estas eran las letras blancas con las que estaban
escritas las costumbres del bendito Hijo de Dios. Después de haber considerado
bien todas sus faltas, la persona se prometió a sí misma enmendarlas tanto como
pudiera y según el ejemplo de la vida de Jesucristo.
…
En esta segunda etapa, surge la
inevitable contrastación de la existencia misma de Marguerite con la de Cristo.
Pero sucede así no para que ella se encapsule en su redescubierta miseria, sino
para que renueve su mejor impulso hacia la semejanza con su deslumbrante
modelo. La escritora no puede evitar volver sobre su propia semblanza toda vez
que repasa la novedosa y matizada caligrafía que compone la existencia de su biografiado.
He aquí lo que pareciera el inicio de
un dinamismo en espiral: si una primera etapa en la cartuja implicaba una conversio morum | conversión de
costumbres, un segundo momento exige una transformación aun más íntima y
penetrante.
…
9. Apres illi ſe eſtudievet en les letres neires, en les quauz erant
eſcriptes les viutimances que on fit Iheſu Criſt. En celes apreneit a ſofrir
les tribulations en patienci.
9. Después ella se puso a estudiar las letras negras, con
las cuales estaban escritas las bajezas con las que afrentaron a Jesucristo; y
en ellas aprendió a soportar las tribulaciones con paciencia.
10. Apres illi ſe eſtudiavet en les letres roges, en les quauz erant eſcriptes
les plaes et li eſpanchimenz del pretious ſanc Iheſu Criſt. En celes apreneit
non pas tan ſoulament les tribulations ſofrir en patienci, mays si apreneit a
deleitier en tal maneri que tuit li confort de cet mundo li tornavont a grant
haine, eſſi que oy li eret ſenblanz que en cet mundo non eret ci digna choſa, ne
ci douci come ſofrir les peynes et les tormens de cet ſeglo per l'amour de ſon
Creatour.
10. Después se puso a estudiar las letras rojas, con las
que estaban escritas las heridas y el derramamiento de la preciosa sangre de
Jesucristo. Y en ellas aprendió no solo a sufrir las tribulaciones con
paciencia, sino también a deleitarse [en las mismas], de tal manera que toda
comodidad de este mundo le producía un gran aborrecimiento; y también
[aprendió] que nada de este mundo le resultase cosa digna ni tan dulce como
sufrir las penas y los tormentos de este siglo por amor a su Creador.
11. Apres illi se eſtudiavet en les letres del or. En celes illi apreneit a
deſirrar les choſes celeſtiauz.
11. Después estudió las letras de oro; y en ellas aprendió a desear las
cosas celestiales.
…
La grafía negra apenas se
menciona, como si Marguerite quisiera evitar el recuerdo, el odio o la posible
identificación con los agresores de su Maestro. En cuanto a las letras púrpuras
o rojas, las mismas revelan la simultaneidad de una enseñanza cristiana
decididamente aceptada en la antiguedad y cada vez más relativizada por nuestra
actualidad: la intensa adhesión al sufrimiento de Cristo es proporcional al
fuerte rechazo de los placeres del mundo. La escritura dorada, por último, la
menciona de manera concisa debido a que mientras no se alcance el rechazo de lo
mundano, el anhelo por lo celestial permanecerá siendo demasiado
rudimentario.
Si con este modelo repasásemos
los cuatro evangelios, veríamos que cada evangelista hizo un uso y combinación
particular de las tintas divinas. Y si, a la luz de Cristo, cada quien repasáse
su propia historia de vida, ¿cuál sería la tinta que más habría utilizado?
…
12. En cet livro trovavet eſcripta la via que Iheſu Criz menet en terra,
dey ſa nativita, tan que il montiet en ciel.
12. En este libro, la persona encontró escrita la vida
que Jesucristo llevó en la tierra, desde su nacimiento hasta su ascensión al
cielo.
13. Apres illi commencavet a penſar coment li beneit fiuz Deu ſe ſiet a la
deſtra part de son glorious Pare, mays illi aveit encores les iouz del cor ſi obſcurs que illi ne poet contemplar Noſtrum Segnour en cel, mays li coventavet
[toz] iors retornar al comenciment de la via que Noſtri Sires Iheſu Criz menet
en terra, tant que illi ot bein emenda ſa via, a l'eſſimplairo de cel livro, illi ſe eſtudiavet grant teins en ceta maneri.
13. Después, ella comenzó a reflexionar sobre el bendito
Hijo de Dios sentado a la diestra de su glorioso Padre, pero tenía todavía los
ojos del corazón muy oscurecidos y no podía contemplar a Nuestro Señor en el
cielo; pues aun le era necesario que todos los días retomara desde su comienzo
la vida que Nuestro Señor Jesucristo había llevado aquí en la tierra, al punto
de tener a bien enmendar su propia vida según el ejemplo de aquel libro. Ella
estudió durante mucho tiempo de esta manera.
…
Si bien en la segunda etapa
Cristo se aproxima al alma, ésta en ningún momento deja de esforzarse hacia él;
muy por el contrario, lo hace con un esfuerzo redoblado. Marguerite nos deja
vislumbrar luego un tercer movimiento en su espiritualidad: la contemplación de
Jesucristo a la diestra del Padre. Pero para llegar a tal punto, ella ha de
continuar registrando la biografía de su amado en su interior y situándola en
paralelo a su propia existencia.
...
Fuente: Philipon, E. (1877). Ouvres de Marguerite d’Oyngt, prieure de
Poleteins, pp. 35-48; Lyon, N. Scheuring.
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