4.4.15




Marguerite, la amiga de Jesucristo.

Introducción.

Desde el 2012, L’Osservatore Romano viene publicando un encarte especialmente dedicado a las mujeres, con notas variadas e interesantes; como las dedicadas recientemente a  santa Teresa de Ávila [+]. Al leer tales artículos, recordé que hace tan solo unos meses, el Papa Francisco volvió a reiterarles a los creyentes que es necesario un mayor protagonismo de las mujeres dentro de la Iglesia, en todas sus dimensiones [+]. Todo lo cual me hizo notar que, dentro del espacio eremítico femenino, hay una mujer cuya figura y legado continúan siendo poco apreciados por la aldea católica; mucho más en español. De hecho, no he hallado ninguna edición completa de sus obras en nuestro idioma; menos aun una edición bilingüe y accesible. Aunque sí interesantes artículos sobre ella, como el homenaje que le concediera el emérito Benedicto XVI en el 2010 [+].

Sí, me estoy refiriendo a la priora cartuja: Marguerite d’Oyngt. Dada la situación descrita arriba, decidí que podría realizar la traducción de un clásico agregado biográfico sobre ella y también de su breve escrito: Speculum, probablemente su mejor producción. Para ello, he recurrido a la obra de Edouard Philipon (1877), quien, además de una oportuna introducción del historiador M.C. Guigue, presenta las transcripciones de los tres escritos originales adjudicados a la eremita [1].

En general, en las traducciones trato de evitar la castellanización de los nombres propios de personas y de la toponimia, por eso verán que en la información sobre la vida de la lionesa mantengo los originales en francés. En la edición del Speculum, por otra parte, he numerado sus párrafos a fin de favorecer el análisis y posterior referencia del texto. A lo largo de su despliegue, además, he agregado unas incipientes anotaciones personales a la espera de que puedan servir de estímulo –quizás a alguna fémina agraciada- para la mejor recepción y estudio del mensaje espiritual de esta sierva cartujana que, luego de siete siglos, permanece todavía bastante escondida [2].
...

1. Si bien me refiero a Marguerite como eremita, es claro que las monjas y monjes cartujos viven en comunidad; conforman una comunidad de solitarios.
2. Voy a subrayar el hecho de que las incipientes anotaciones se limitarán a ser solo eso: registros iniciales sobre impresiones o reflexiones propiciadas por la lectura de un texto antiguo y, por lo tanto, susceptibles de corrección. Por otra parte, tengo poco tiempo disponible, así tendrán que ser pacientes con las entradas posteriores.


Marguerite d’Oyngt, o. cart.

Son muchos de los autores de los siglos XVII y XVIII que han hablado de Marguerite, cuarta priora de la Cartuja de Poleteins. Algunos la llaman simplemente Marguerite; otros –como Dorland [25], Théophile Raynaud [26], De Colonia [27], Pernetti [28] y el abad Leboeuf [29]- Marguerite de Lyon; y aun otros: Marguerite de Duyngt o de Duyn. Este último nombre es, precisamente, el que le asigna M. Victor Le Clerc en el artículo con el que la ha consagrado en su Histoire littéraire de la France [30]. Este nombre ha favorecido que muchos escritores –como Ghuichenon [31] y M. Depery [32]- consideren que Marguerite fue originaria de la pequeña ciudad de Duyn, en Savoie; o que pertenecía a la antigua familia de caballeros de Duyngt-la-Val, de Isère. Le Laboureur, quien habría examinado todos los títulos del convento de Poleteins, la llama Marguerite de Oin [33], según los manuscritos de sus obras [34]; lo cual ha dado lugar a que M. Péricaud [35] suponga que ella pudo haber sido descendiente de la poderosa familia de Oyngt (de Yconio), cuyo feudo estaba situado a pocas millas de Lyon y de Poleteins. Pero ya que “nadie puede ser profeta en su propio país”, esta opinión permaneció sin eco alguno.

M. Péricaud, sin embargo, tuvo un acertado presentimiento; pues un documento que todavía existe en su original y cuya autoridad es indiscutible, demuestra definitivamente que la bienaventurada superiora fue lionesa y que su verdadero nombre era Marguerite d’Oyngt.

El documento en cuestión es el testamento de su propio padre. A través de este documento -que lleva la fecha del 25 de julio de 1297- Guichard, señor y caballero de Oyngt, establece como sus herederos universales a sus hijos Guichard y Louis d’Oyngt; y deja como legatarias a sus hijas Catherine, Isabelle, Agnès y Marguerite. En lo que respecta a esta última, dice lo siguiente:

Igualmente, a mi hija Marguerite, religiosa y priora del monasterio de Poleteins, le entrego y lego por derecho de institución, una renta céntupla, anual y vitalicia de 100 escudos vieneses [36].

Esta acta muestra, además, que la mujer del testador también se llamaba Marguerite, que su dote era de 1700 libras de Tours –una suma bastante considerable- y que junto a la entrega de su contrato de matrimonio, el padre de Guichard le asegura a su nuera –a fin de que pudiera vivir gozosamente el resto de su vida- el pueblo de Bois, junto a todos los derechos, ingresos y dependencias del mismo [37].

La familia de Oyngt fue una de las familias más antiguas y poderosas de Lyon. M. Vachez [38] ha podido remontar su genealogía hasta Umfred d’Oyngt, quien vivió a comienzos del s. XI; y ha registrado las alianzas de esta familia con las de Roussillon, Albon, De Saint-Symphorien, Brienne, Marcilly-Chalmazel, Varey y los señores de Villars; hasta que finalmente se extinguiera en 1383.

Marguerite, esposa de Guichard d’Oyngt y madre de nuestra priora, también debió pertenecer a una de las grandes casas feudales de Bresse o de Dombes, dado los bienes patrimoniales que en el 1300 le transmite en vida a su hijo Louis; quien a su vez los cedió –el 01 de febrero de 1318- al Capítulo de Saint-Nizier de Lyon [39], entonces situado sobre el margen izquierdo del Saône, entre las parroquias de Saint-Cyr, de Confrançon, de Villeneuve y de Savigneux, cerca a Montberthoud [40]. Louis d’Oyngt murió hacia el 1335, dejando cuatro pequeños que tuvo con su esposa Marguerite de Brienne. Su hermano tuvo solo un hijo: Guy d’Oyngt, caballero y padre de otro Guichard, quien fue señor de Oyngt y último varón de su linaje. De las tres hermanas de nuestra priora de Poleteins, Catherine se casó el 05 de febrero de 1320 con Jean de Marcilly-Chalmazel, señor de Ferrière; y las otras dos se hicieron religiosas en el monasterio de las benedictinas de Alix, en Beaujolais [41].

Se desconoce cómo fueron los primeros años de vida de Marguerite d’Oyngt, a qué edad se sometió a los estatutos de san Bruno, en qué momento fue elevada como priora de Poleteins y cuál es la fecha exacta de su muerte. Toda información cierta sobre ella se reduce a unos pocos hechos. Por ejemplo, la propia Marguerite nos dice de su vocación simplemente que:

Es solo por ti, mi dulce Señor, que he abandonado a mi padre, mi madre, mis hermanos y todos los bienes de este mundo [42].

Esto indica, eso sí, que ya para julio de 1286 era religiosa [43]. Y en agosto de 1288, en calidad de priora de Poleteins [44], realiza un acuerdo con Agathe, abadesa de Saint-Pierre de Lyon, sobre ciertos derechos de diezmo en relación a los manantiales dependientes de su Cartuja. Su sello todavía se puede apreciar en el acta, aunque en un lamentable estado de mutilación; contiene en su conjunto una imagen frontal de la santa Virgen María sosteniendo a su derecha al niño Jesús, parado y vestido con una larga túnica. No le quedan sino las letras: “… AR…”.

Siguiendo con la cronología, en 1297, su padre le dejó un legado mediante su testamento [45]; el 13 de mayo de 1300, en la donación que su madre le otorgó a su hijo Louis, ella se reserva el derecho de poder disponer de algunos bienes a su favor [46]; y finalmente, en julio de 1301, a partir de una revelación que obtuvo, anuncia la muerte del arzobispo Henri de Villars [47]. De estas tres últimas fechas, dos son establecidas por las actas de manera auténtica, lo que prueba que Théophile Raynaud, Tromby y M. Victor Le Clerc están complemente equivocados al situar el fallecimiento de Marguerite entre 1293 y 1294; y lo están también al interpretar como parte de un proceso verbal de investigación -posterior a su muerte- la siguiente anotación, que precede a una de las breves obras bajo la pluma de nuestra priora:

En el año del Señor de mil doscientos noventa y cuatro, Hugues, prior de Valbonne, entrega en el capítulo general a Dom Boson, prior de la [Gran] Cartuja, esta visión enviada por la sierva de Dios de nombre Marguerite, que fuera priora de Poleteins. Se cree que este priora fue la persona que ha escrito esta visión […] visión hemos decidido poner por título: Speculum sancte Margarete virginis priorisse de Poletens [48].

Sin hacer mucho esfuerzo, es fácil observar que esta nota -escrita poco después de la muerte de Marguerite- no contiene nada propio ni relacionado a un proceso verbal, como lo cree M. Victor Le Clerc [49]; su contenido solo tiene por objetivo responder a la procedencia de tal manuscrito, a la fecha de entrada a la biblioteca del monasterio, al nombre de su autora y –en fin- asignar un título a un opúsculo que no lo tenía. En suma, el valor de esta nota es solo el de una preciosa indicación bibliográfica.

Al final [50] de esta misma obra se encuentra –sin duda, escrita por la misma mano que registrara el preámbulo- la siguiente anotación:

Aquí termina El espejo, de la virgen santa Marguerite, priora de Poleteins, quien falleció en el año del Señor mil trescientos diez, en el tercer idus de febrero [51].

Esta fecha del 11 de febrero de 1310, rechazada hasta el día de hoy como errónea, debe –según mi humilde entender- ser aceptada como la fecha más cierta del deceso de Marguerite, dado que ha sido registrada por un contemporáneo suyo y ya que se ha demostrado que la fecha de 1294 es completamente inexacta.

El único manuscrito antiguo sobre las obras de Marguerite d’Oyngt que conocemos actualmente se halla en la biblioteca pública de Grenoble, a donde fue llevado desde la Gran Cartuja. El mismo está compuesto de 38 láminas de pergamino, del pequeño formato in-4°. Las dos últimas láminas están en blanco. Cada página está estructurada con tinta, contiene 25 líneas de buena escritura y todas parecieran provenir del primer cuarto del s. XIV.

La Pagina Meditationum –o simplemente Meditaciones- llena las primeras 24 páginas; el registro de una visión, el Speculum Sancte Margarete, se extiende hasta la página 34; la Li Via seiti Biatrix virgina de Ornaciu, comienza en la página 35 y continúa hasta la 60; luego vienen cinco cartas -o fragmentos de las mismas- y tres profecías, que culminan el manuscrito.

Las meditaciones de la Pagina Meditationum están escritas en latín; de ellas nos dice M. Victor Le Clerc:

El estilo, aunque no es puro ni está exento de palabras extrañas a la lengua latina, no tiene empero nada de aquel salvajismo bárbaro que con mucha frecuencia infesta las [antiguas] obras monacales. Se diría, más bien, que esta ruda y grosera latinidad -que es suficiente para los claustros llenos de espíritus vulgares- se torna suave cuando expresa los sentimientos de un alma noble y tierna. Es de esta manera y hasta el final que se van sucediendo oraciones ardientes, impulsos de fe y de amor, y todas aquellas inspiraciones que componen –en los escritores ascéticos- las elevaciones a Dios. Aunque es posible que contenga menos originalidad, menos misticismo y oscuridad que otras obras de meditaciones cristianas escritas por mujeres, como Gertrudis y Matilde (hacia esa misma época), Catalina de Siena (en el s. XIV), Teresa (en el s. XVI) y María de Agreda (en el s. XVII).

La visión del Speculum –o El espejo- por otra parte, y al igual que todo el resto del manuscrito, está escrito en lengua vulgar [en francoprovenzal y probablemente elaborado entre 1286 y 1294]. Al respecto, continúa diciéndonos M. Victor Le Clerc:

Se trata de una suerte de apocalipsis. La persona inspirada, cuyo éxtasis nos es descrito, se pone a examinar las letras blancas de un libro divino que Cristo le muestra; se trata de letras que están llenas de las virtudes del Hijo de Dios y ella se propone imitar tal ejemplo celestial. Al dirigir sus ojos a las letras negras, aprende a sufrir. Al contemplar las letras rojas, aprende no solo a aceptar las tribulaciones de este mundo -pues ve una sangre muy preciosa-, sino también a despreciar sus falsas delicias. Y las letras doradas le enseñan a desear las cosas del cielo. En suma, de un extremo al otro de su libro, medita en la vida del Señor. En el segundo capítulo, mientras esta misma persona se halla en oración luego de maitines, el libro se abre por completo; se asemeja ahora a un hermoso espejo y solo tiene dos páginas. Al ver ese espectáculo, Marguerite intenta revelar todos sus misterios, pero dice: “Yo no poseo un alma que pueda comprenderlos ni boca que pueda expresarlos”. Y agrega solo que en ese libro apareció después un lugar tan placentero y vasto que, en comparación, el mundo era poca cosa. Ahí brillaba a lo lejos una gloriosa luz, dividida en tres partes, como si representara a la propia Trinidad; a esa fuerza inefable de todo aquello que es bondad, sabiduría, poder, amor y alegría. Y en los alrededores, en el infinito, se escuchaban incesantemente los sublimes cantos de los ángeles y de los santos. La tercera y última parte es un tanto más larga, comienza también con la aparición de Cristo en toda su gloria a una persona -antes o luego de maitines- a quien conoce la autora: “a una persona que conozco”, y que de inmediato nos ofrece una enumeración difusa de todas las perfecciones de Dios, así como las maravillas que éste comparte con sus amigos y sus santos.

En la Li Via seiti Biatrix virgina de Ornaciu –o Vida de la virgen Béatrix de Ornacieux- encontramos, según Le Clerc:

Todas las virtudes de las cuales Béatrix da muestras desde su más tierna edad, así como de todas las gracias con las que el Señor la ha llenado. La narración no carece de interés. Y se resaltarán […] las mortificaciones y torturas que, en diversas épocas de la historia eclesiástica, han acompañado con frecuencia a la exaltación de la fe. Béatrix se infligía golpes tan severos con la disciplina [látigo], que “la sangre corría por sus costados”. [Se nos dice también:] “Y en recuerdo de la Pasión, se atravesaba las manos de lado a lado con un clavo sin punta. Y ahí brotaba un agua tan pura que no se mezclaba con la sangre, pero la herida se cerraba y curaba tan pronto y tan bien que nadie podía percibirla […]”.

Béatrix, originaria del Dauphiné, estuvo durante algunos años bajo las órdenes de Marguerite d’Oyngt; y murió en el monasterio de Esmure, en 1305 o 1309.

Las cinco cartas que son dirigidas a diversas personas y que pueden atribuírsele a Marguerite, están relacionadas con consejos espirituales, con éxtasis y con visiones. Los tres parágrafos que culminan el volumen han sido agregados por una mano piadosa para dar testimonio de la bienaventurada priora. En el primero de ellos, el autor asegura que ella presintió la muerte de Henri de Villars, arzobispo de Lyon, muerto en Roma el 18 de julio de 1301; en otro, que señaló milagrosamente el lugar del cráneo de una religiosa, sepultado después de mucho tiempo; en el tercero, que luego de su muerte se le apareció a Dom Durand, vicario de las Celdas de Notre-Dame.

A pesar de su interesante contenido, los obras de Marguerite d’Oyngt han permanecido inéditas hasta nuestros días. Todo lo que se sabía de ellas se reducían a cortos fragmentos publicados en 1809 por M. Champollion-Figeac [53], y a algunos extractos concedidos por M. Victor Le Clerc [54]. Pero su abordaje es, en verdad, muy escaso. Por lo tanto, desde el punto de vista de la historia de la literatura y de los estudios filológicos -tan ardientemente impulsados y continuados por todas partes-, sus obras, que constituyen casi el único monumento al dialecto hablado en la provincia de Lyon a fines del s. XIII, no debe ni puede permanecer por mucho más tiempo en el olvido.

Marie-Claude Guigue.


Notas.

Nota del T.: la numeración de las referencias se corresponde con las del libro usado como fuente.

25. Chronica Cartus., lib. 5, cap. 3.
26. Hagiologium Lugdunense, p. 101.
27. Histoire littéraire de Lyon, t. II, p. 334.
28. Lyonnias dignes de mémoire, t. II, p. 234.
29. Dissertations, t. II, p. 234.
30. t. XX, p. 305.
31. “Este monasterio [de Poleteins] ha producido muchas hijas ilustres en piedad y santidad, a saber: Jane de Beaujeu, hija de la fundadora y su primera priora en 1260. Marguerite de Duyn, hija del señor de Duyn, en Savoye, durante 1286; y una tercera hija llamada Béatrix, durante el 1300” (Histoire de Bresse y de Bugey, II parte, p. 90).
32. “Marguerite nació en la villa de Duin, en Savoie. Tuvo por padre al conde de Duin-la-Vallsere, quien además poseía el Château-Vieux, construcción muy vistosa en el lago de Annecy” (Histoire hagiologique de Belley, t. II, p. 54).
33. Masures de L’isle-Barbe, t. II, p. 219.
34. “Suere Margareta de Oyn, prioressa de Poletens”, véase bajo la p. 90.
35. Variétés historiques, biographiques & littéraires, p. 110. Lyon, 1836, 1837, in-8.
36. “Item Margarite, filie mee, moniali & prioriſſe monaſterii de Poloteyns, centum ſolidos annui redditus ad vitam ſuam tantum iure inſtutionis do, lego” (Archives nationales, P. 1360, cita 888; Considérations sur la Dombes, por M. Valentin Smith. Lyon, 1856, p. 50).
37. “Item confiteor me habuiſſe & recepiſſe nomine dotis domine Margarite uxoris me, & pro ipſa mille & ſepcies centum libras Viennenſium, quas precipimus reddi & reſtitui eidem plenarie ab heredibus meis & executoribus meis. Item confiteor quod dominus & pater meus in contractu matrimonii dedit eidem domine Margarite pro melioramento & pro supravita villam de Buxo cum iuribus, redditibus & pertinentiis ipſius univerſis ad vitam ſuam tantum, & volo quod dictam donationem habeat pacifice & poſſideat quandiu vixerit dicta uxor mea, & quod poſt mortem ipſius uxoris mee dicta villa cum pertinentiis deveniat ad heredes meos, quos inferius nominabo” (Ibid.).
38. Châtillon d’Azergues, son château, sa chapelle & ses seigneurs. Lyon, 1869, in-8, p. 46.
39. Archives départ. du Rhône, manantiales de St-Nizier.
40. “In parrochia Sancti Cirici & de Confranconz & in Dombis & in parrochis de Villa Nova & de Savigneu iuxta Montem Bertondum, […] & ſtannum ſuum de Villa Nova & quicquid habet ipſa domina Margarita quoquo modo ultra Sagonnam” (Arch. nationales, P. 1355, c. 158).
41. A. Vachez, Châtillon d’Azergues, p. 51.
42. Pagina Meditationum, p. 13.
43. Ibíd.
44. “Nos Hugo Bruni & Guido de Buenc, canonici Lugdunenſes, notum facimus univerſis presente litteras inſpecturis quod cum queſtio ſive querela verteretur & diu verſa fuiſſet inter religioſam dominam Agatham, abbatiſſam Sancti Petri monialum Lugdunenſis, ex una parte, & religioſam Margaritam, prioriſſam de Poletens & conventus eiuſdem loci, ex altera, occaſione decime quarumdam terrarum quas dicta prioriſſa & conventus de Poletens habent & excolunt vel excoli faciunt in parrochia de Meunay” (Arch. départ. du Rhône, Fonds de l’Abbaye de St-Pierre).
45. Véase, sobre la p. [no se indica numeración].
46. “Exceptis a dicta donatione & ſibi retentis illis que reliquit vel remiſit, relinquet vel remiclet iure inſtitutionis domino Guichardo, domino de Yconio, filio ſuo, & Yſabelle, moniali d’Aly, Margarite, prioriſſe de Poleteyns, Agnete & Katherine, filiabus ſuis” (Arch. nation., P. 1355, c. 158).
47. Véase bajo la p. 90.
48. Véase bajo la p. 35.
49. Hist. Litéraire, t. XX, p. 307.
50. Véase bajo la p. 48.
51. M. E. Philippon no pudo leer el nombre del mes que se pierde entre la costura del manuscrito. La fecha que concedo es según M. Victor Le Clerc (o.c., p. 307).
52. Histoire littéraire de la France, t. XX, p. 310.
53. Recherches su les patois de France, París, 1809.
54. Histoire littéraire de la France, t. XX, l.c.

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Fuente: Philipon, E. (1877). Ouvres de Marguerite d’Oyngt, prieure de Poleteins, pp. xxi-xxxi; Lyon, N. Scheuring.


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